Page 188 - Autobiografia de mi Madre v.2
P. 188

fuese como él Jo quería. Y sin embargo -ah, sin em­       de formar p-arre de una raza, rechazaba la idea de acep­
              bargo-5  ¿c6mo  es  poslb1c  estar  ran  perdido? H a y   tar una nación, Lo único que deseaba, y deseo m<lavfa,
              muchas  formas de  perderse.  N o   dejan de ser  todas   era observar a la gente que Jo h,1ce,  No  tengo coraje
              formas distintas de estar perdido. Asf, ¿hasta qué pun­   para soportar eJ crimen que supone aceptar esas iden�
              to debcrfa apiadarme de él? ¿  Puede culpársele  por  creer   tidades )  algo que ahora sé mejor que nunca. ¿No soy
              que d éxito de las hazañas comeúdas por sus antepasa­     nada, ern:onces? No lo creo así� pero si no ser nada es
              dos  le  otorgaba  el  derecho  ele  actuar  con  una     una condenación }  entonces estaré encantada de ser con­
              prepotencia sln precedentes y no sufrir las consecuen­    denada.
              ci:ns? Él crefa en una raza, creía en una naci6n) creía tan   Ahora puedo oír el sonido de mucha vaciedad. Un
              ciegamente en todo eso que se sentía capaz foduso de      movimiento  de  cabeza  así o a.sá, hacia  la derecha o
             desmarcarse un tanto. Hada el final de su vida lo único    hada la h:quierda; lo oigo, un sonido impetuoso pero
             que quería  era morir acompaífado de mf, a pesar de        tenue, espetando mientras va creciendo, am p lificándose,
             que yo no era de su raza, no pertenecía a su nación.       esperando pata envolverme. No me causa temor, sólo
                ¿Quién era yo? Mi madre murió en el momento en          una creciente curiosidad. Sólo deseo saberlo para po­
             que yo nací. En el momento en que naces todavía no         der )  un dfa, explicarme a mf misma 1a historia de mi
             eres  nada.  El hecho de que mi madre muriera en  el       existencia antes de  q ue ésta termine. No resulta cfrver­
             momento de mi nacimiento se convirtió en uno de los        tido.  S�berlo  todo  es  imposible,  pero  sólo  eso me
             motivos centrales de ml vida. No  puedo recordar cuán­     podría satisfacer. Invertir el pasado me haría totalmen•
             do me enteré de ese hecho fundamental en mi vida· no       te  feliz-.  Un  acontecimiento  así -pues seda  eso,  un
             puedo recordar el  tiempo  en  gue todavía no  es�ba        acontecimiento- hüría  q ue  mi mundo tocara de  pies
             enterada de ese hecho  fundamental  en mi vida; quizá       en d suelo; durante mucho tiempo �  y también ahora )
             fuera en el momento en que fuj capaz de reconocer mi       ha estado cabeza abajo.  Una vez� en un momento de
             propia mano� pero una vez más no encuentro nlngún           extrema imprudencia,  le  expliqué  eso  a 1ni  marido  ...
             momento que pueda recordar <le cuando todavía no            ln1prudenda  p or q ue p enniLirle adsbar en mis  pensa#
             1ne conocía a mí misma por completo, Ahora mí cuer­         mientos más  profundos suponía darle una pista  para
             po  está inmóvil; cuando  se m u eve, se  mueve  hacia      comp renderme, aunque no fuera en gran medida. Una
             dentro, contrayéndose dentro de sí mismo, marchítán�        vez le dije gue había nacido cabeza abajo, que el mun­
             <lose  Corno  fruta  muriendo  en  una  p a rrí{,  no       do estaba del revés en el momento en c¡ue abrí los ojos
             pudriéndose como fruta gue ha sido cogida del árbol         y Je puse la vista encima por primera vez, y -él respon­
             Y yace olvidada sin <¡ue nadie la coma en un plato su­      dió,  riéndóse 1  que todos veníamos  al mundo de  esa
             cio.  Durante años  y años )  mi  cuerpo  se hincha b a     forma. Y o   no era como todos, y me alegró compro�
             ligeramente todos  los meses, remedando la materni­         bar que no lo había comprendido.  Se ri6 cuando me
             dad, anhelando concebir, llevando luto por la decisión      dijo aquello, yo ta1nblén me reí cuando 1ne dijo aque­
             que tanto mi corazón como mj mente habían tomado            llo. Al reírse, su rostro se expandió lleno de sacisfacción 1
             de no traer nunca un hijo al mundo. Rechazaba la idea       se le ensanchó  como si fuera  a partirse en dos; pero


                                  1 8 8                                                        1 8 9
   183   184   185   186   187   188   189   190   191   192   193