Page 176 - Autobiografia de mi Madre v.2
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imaginar una re:-puesta. No amaba a mi padre ,.  !.legué a   los mismos que yo le h:abfa conocido en vida: renfa una
             amar eJ hecho de no amar a mi pndre. y eché de menos       imperceptible  sonrisa en  el rostro, los labios estaban
             su presencia, lo irritante que resultaba aquel amor des­   ligeramente entreabiertos, sus ojos cerrados casi se per­
             provisto de amor. Mudó. Vi cómo la luz desaparecía de      dían en las bolsas de piel sobre las mejillas, sus grandes
             sus ojos, vi cómo el :aliento abandonaba su cuerpo, sentí   orejas sobresalían separadas de la cabeza, de una ma­
             cómo su piel pasaba dc1 calor al frío.  Durante  mucho     nera extraña si no te gustaba su aspecto )  bonitas si eran
             tiempo, huras después de su 1nucrtc, conservú el aspec­    de tu agrado.  Y o   aduraba las  orejas  de mí padre. Su
             to que había tenido cuando aún estaba vivo allí 1nmo' vil  ,   piel entonces, justo después de su muerte, tenía el co­
                                                '
                                                    ,
             y Juego ad9uírió el aspecto de otra cosa, de otra cosa     lor de algo útil: utensilios de cocina, copra, la tierra, e)
             cualquíera, (� e todas las cosas que están muertas. Estaba   color del <lía a primera hora de la mañana, cuando ha
             aquíctado; su cuerpo estaba quieto, su mente estaba quieta.   dejado de estar oscuro pero todavía no hay luz. Horas
             Fue en a9uel momento cuando supe 9ue la muerte era         después de que e! último aliento abandonara su cuer­
             algo real; la muerte de mi madre comparada con aque­       po  tuvo  el  aspecto  guc  denen  todos  los  1nuertos:
             llo no era una muerte en absoluto.                         anónüno,  sjn carácter� sfo individualidad. Si no le ha­
                Elegí personalmente las ropas con las gue mi padre      bías conocido, no eras capaz de decir si su vida se habfa
             fue enterrado; eran las ropas que llevaba el día de la     distinguido  p or actos buenos o malos por nin g ún ti p o
                                                                                                        >
             boda de mi hermana, un traje blanco de lino irlandés.      en absoluto de actos. Tenia e] aspecto de los muertos,
             Se me pennitió hacer eso, elegir sus ropas }  porque ha­   no podía decir su nombre, no podía justificar su  pro­
            da tiempo que su  esposa había  perdido todo interés        pia conducta, no  p odía defenderse; pertenecía a aquel
             por  él.  Mí hermana  me  cedió ese honor porgue  mi       mundo >  el mundo de los muertos, un mundo más allá
             matrimonio me  h a bía situado en  una posición  supe�     del  silencio;  nada.  Cuando  bajé la vista para mirarle,
             ríor: Phi!íp pertenecía a la clase de los conquistadores.   sentí una gran tristeza. Sentí mucha  p ena 1 p ues estaba
            !vii  herman� sentía una especie de  temor reverencial      muerto; nunca volvería a andar l  nunca volvería a ha­
            ante mi propia conquista -así es como lo vefa ella- v       blar. T o das las cosas  que le habían  g ustado, los frutos
             me despreciaba todavía 1nás por ello, Nunca se le oc��     de  sus  malas  acciones,  habían  dejado de importarle;
            rrió  pensar gue Pbilip  estaba  totalmente vacío  de       sus acciones eran como una ola al romper rizándose 1
            auténtica vida y de energía ) gastado, demasiado cansa­     que sólo es importante para las personas que están en
            do incluso para proporcionarse placer a sí mismo, que       la costa  y  no  p ueden evitar mojarse los  p ies. Y  p or otra
            yo no le quería; nunca se le ocurrió pens1tr que mi ma­     parte, cuando bajé la vista para mirarle y  le vi muerto,
             trimonio signHicaba una especie de tragedia, una especie   me sentí superior )  me sen.ti superior por el hecho de
            de derrota, nada, sin embargo, -capaz de hacer ( ]Ue el     estar viva mientras que él estaba muerto, y a pesar de
             mundo dejara de girar un solo instante ... nada de todo    que sabía y creía c1ue la muerte era también mi destino,
            eso se )e pasó por la cabeza.                               me sentí superior a. él 1  como si sufrir una humilladón
               Mi  padre conservó  su  aspecto  habitual durante        como aqueHa que suponía la muerte no fuera a suce­
            muchas horns después de su muerte; sus rasgos eran          dermc nunca a mL Yo era una niña cnronces, pero se


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