Page 120 - Santa María de las Flores Negras
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La mañana del sábado 21 amaneció particularmente luminosa. De los
sectores altos de Iquique, desde donde se podía divisar el mar en todo su ancho,
éste aparecía de un esplendor inusitado, majestuoso y azul como pocas veces se
había visto. Y, por la raya completamente limpia del horizonte, como trazada a
compás, se columbraba que el día venía incandescente y caluroso como el
diantre.
Desde antes que clareara el alba, los huelguistas pampinos que en los
últimos días, por no haber hallado cabida en ningún albergue, pernoctaban y
dormían en las calles de la ciudad, habían notado un incesante tráfico de coches
de alquiler trasladando gente hacia el muelle de pasajeros. En su mayoría se
trataba de personajes extranjeros y vecinos ricachones —los últimos que
faltaban— que, abandonando sus lujosas residencias, huían con sus familias a
ponerse a salvo en los buques mercantes fondeados en la bahía. Después
supimos que estos buques cobraban hasta una libra esterlina diaria por cabeza.
Después, poco antes de la salida del sol, fuimos sorprendidos todos por el
ruido marcial de las tropas que recorrían las calles con sus armas y arreos de
campaña dando órdenes a gritos, deshaciendo los grupos de personas y
obligando a cerrar todos los negocios abiertos a esas horas de la mañana. Y
cuando cada uno de nosotros se estaba preguntando por qué tanta escandalera y
demostración de fuerza por parte de los soldados, aparecieron los diarios de la
mañana y vimos con asombro que venían precedidos por el anuncio, titulado en
gruesos caracteres, de la declaración de estado de sitio. El decreto, sin ningún
considerando, foliado con el número 661, fechado en Iquique el 20 de diciembre
de 1907, publicado por bando y firmado por el Intendente Carlos Eastman y su
secretario Julio Guzmán García, acordaba y decretaba lo siguiente:
1.- Queda prohibido desde hoy traficar por las calles y caminos de la
provincia en grupos de más de seis personas a toda hora del día o de la noche.
2.- Queda prohibido, en la misma forma, traficar por las calles de la ciudad
después de las ocho de la noche, a toda persona que no lleve permiso escrito de
la Intendencia.
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