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automáticamente.  Sin  embargo,  Syme  descubrió  inmediatamente  una  cierta
               falta de entusiasmo.

                   —Tú no aprecias la neolengua en lo que vale —dijo Syme con tristeza—.
               Incluso  cuando  escribes  sigues  pensando  en  la  antigua  lengua.  He  leído
               algunas de las cosas que has escrito para el Times. Son bastante buenas, pero
               no pasan de traducciones. En el fondo de tu corazón prefieres el viejo idioma
               con  toda  su  vaguedad  y  sus  inútiles  matices  de  significado.  No  sientes  la

               belleza  de  la  destrucción  de  las  palabras.  ¿No  sabes  que  la  neolengua  es  el
               único idioma del mundo cuyo vocabulario disminuye cada día?

                   Winston no lo sabía, naturalmente. Sonrió —creía hacerlo agradablemente
               — porque no se fiaba de hablar. Syme comió otro bocado del pan negro, lo
               masticó un poco y siguió:

                   —¿No  ves  que  la  finalidad  de  la  neolengua  es  limitar  el  alcance  del

               pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente? Al final, acabaremos
               haciendo  imposible  todo  crimen  del  pensamiento.  En  efecto,  ¿cómo  puede
               haber crimental si cada concepto se expresa claramente con una sola palabra,
               una  palabra  cuyo  significado  esté  decidido  rigurosamente  y  con  todos  sus
               significados  secundarios  eliminados  y  olvidados  para  siempre?  Y  en  la
               onceava  edición  nos  acercamos  a  ese  ideal,  pero  su  perfeccionamiento
               continuará mucho después de que tú y yo hayamos muerto. Cada año habrá

               menos  palabras  y  el  radio  de  acción  de  la  conciencia  será  cada  vez  más
               pequeño. Por supuesto, tampoco ahora hay justificación alguna para cometer
               un crimen por el pensamiento. Sólo es cuestión de autodisciplina, de control
               de la realidad. Pero llegará un día en que ni esto será preciso. La revolución
               será completa cuando la lengua sea perfecta. Neolengua es Ingsoc e Ingsoc es

               neolengua  —añadió  con  una  satisfacción  mística—.  ¿No  se  te  ha  ocurrido
               pensar, Winston, que lo más tarde hacia el año 2050, ni un solo ser humano
               podrá entender una conversación como ésta que ahora sostenemos?

                   —Excepto...  —empezó  a  decir  Winston,  dubitativo,  pero  se  interrumpió
               alarmado.

                   Había estado a punto de decir «excepto los proles»; pero no estaba muy
               seguro  de  que  esta  observación  fuera  muy  ortodoxa.  Sin  embargo,  Syme
               adivinó lo que iba a decir.


                   —Los proles no son seres humanos —dijo—. Hacia el 2050, quizá antes,
               habrá  desaparecido  todo  conocimiento  efectivo  del  viejo  idioma.  Toda  la
               literatura  del  pasado  habrá  sido  destruida.  Chaucer,  Shakespeare,  Milton,
               Byron... sólo existirán en versiones neolingüísticas, no sólo transformados en
               algo muy diferente, sino convertidos en lo contrario de lo que eran. Incluso la
               literatura  del  Partido  cambiará;  hasta  los  slogans  serán  otros.  ¿Cómo  vas  a

               tener un slogan como el de «la libertad es la esclavitud» cuando el concepto de
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