Page 225 - La Casa de Bernarda Alba
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DOÑA ROSITA LA SOLTERA


        TÍA: -¿Qué pasa?

        AMA (Apareciendo): -Don Martín, que vaya usted al Colegio que
        los niños han roto con un  clavo las cañerías y  están todas las
        clases inundadas.


        DoN MARTÍN: -Vamos allá. Soñé con el Parnaso y tengo que hacer
        de albañil y fontanero. Con tal de que no me empujen o resbale ...
        (El Ama ayuda a levantarse a Don Martín. Se oyen voces).

        AMA: -¡Ya va!. .. ¡Un poco de calma! ¡A ver si el agua sube hasta
        que no quede un niño vivo!

        DON MARTÍN (Saliendo): -¡Bendito sea Dios!

        TÍA: -¡Pobre, qué sino el suyo!


        AMA: -Mírese en ese espejo. Él mismo se plancha los cuellos y cose
        sus calcetines, y cuando estuvo enfermo, que le llevé las natillas,
        tenía una cama con unas sábanas que tiznaban como el carbón y
        unas paredes y un lavabillo ... ¡ay!


        TÍA: -¡Y otros, tanto!

        AMA: -Por eso siempre diré:  ¡Malditos, malditos sean los ricos!
        ¡No quede de ellos ni las uñas de las manos!

        TÍA: -¡Déjalos!

        AMA: -Pero estoy segura de que van al infierno de cabeza. ¿Dónde
        cree usted que estará don Rafael Salé, explotador de los pobres, que
        enterraron anteayer, Dios le haya perdonado con tanto cura y tanta
        monja y tanto gori-gori? ¡En el infierno! Y él dirá: "¡Que tengo veinte


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