Page 220 - La Casa de Bernarda Alba
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FEDERlCO GARCÍA LORCA


         AMA (A voces): -¡Digo!. .. ¡Si está aquí don Martín! Don Martín,
         ¡adelante! ¡Vamos! Entretenga un poco a la señora.

         (Sale rápida. Entra Don Martín. Es un viejo con el pelo rojo. Lleva
         una muleta con la que sostiene una pierna encogida. Tipo noble,  de
        gran dignidad, con un aire de tristeza definitiva.)

        TíA: -¡Dichosos los ojos!


        DoN MARTÍN: -¿Cuándo es la arrancada definitiva?

        TÍA: -Hoy.

        DoN MARTÍN: -¡Qué se le va a hacer!

        TíA:  -La nueva casa no es esto. Pero tiene buenas vistas y  un
         patinillo con dos higueras donde se pueden tener flores.

        MARTÍN: -Más vale así. (Se sienta).


        TÍA: -¿ Y usted?

        DoN MARTÍN: -Mi vida de siempre. Vengo de explicar mi clase
        de Preceptiva. Un verdadero infierno. Era una lección preciosa:
        "Concepto y  definición de la armonía", pero a los niños no les
        interesa nada. ¡Y qué niños! A mí, como me ven inútil, me res­
        petan un poquito; alguna vez un alfiler que otro en el asiento, o
        un muñequito en la espalda, pero a mis compañeros les hacen
        cosas horribles. Son los niños de los ricos y, como pagan, no se
        les puede castigar.


        TíA: -¡ Pobre criatura!



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