Page 223 - La Casa de Bernarda Alba
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DOÑA ROSITA LA SOLTERA



       DoN  MARTÍN:  -¡Es muy difícil ser  poeta!  (Salen los  hombres).
       Después quise ser farmacéutico. Es una vida tranquila.

       TÍA: -Mi hermano, que en gloria esté, era farmacéutico.

       DoN MARTÍN: -Pero no pude. Tenía que ayudar a mi madre y me
       hice profesor. Por eso envidiaba yo tanto a su marido. Él fue lo
       que quiso.

       TÍA: -¡ Y le costó la ruina!

       DoN MARTÍN: -Sí, pero es peor esto mío.


       TíA: -Pero usted sigue escribiendo.

       DoN MARTÍN: -No sé por qué escribo, porque no tengo ilusión,
       pero sin embargo es lo único que me gusta. ¿Leyó usted mi cuento
       de ayer en el segundo número de "Mentalidad Granadina"?


       TíA: -¿El cumpleaños de Matilde? Sí, lo leímos: una preciosidad.

       DoN MARTíN: -¿ Verdad que sí? Ahí he querido renovarme hacien­
       do una cosa de ambiente actual;  ¡hasta hablo de un aeroplano!
       Verdad es que hay que modernizarse. Claro que lo que más me
       gusta a mí son mis sonetos.

       TíA: -¡A las nueve musas del Parnaso!

       DoN MARTÍN: -A las diez, a las diez.  ¿No se acuerda usted que
       nombré décima musa a Rosita?





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