Page 20 - Historias de Cronopios y Famas
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La dama del unicornio                          mata a su dueña, penetra en su seno majestuoso con el
                                   por                                    cuerno  labrado  de  impudicia,  repite  la  operación  de
                                 RAFAEL                                   tod�s los pri_ncipios. Lo que esta mujer sostiene en sus
                                                                          manos es la copa misteriosa de la que hemos bebido sin
                                                                          saber, la sed que hemos calmado por otras bocas, el vino
               Saint-Simon creyó ver en este retrato una confe­           rojo y lechoso de donde salen las estrellas, los  gu sanos
           sión herética.  El unicornio,  el narval, la obscena perla     y las estaciones ferroviarias.
           del medallón que pretende ser una pera, y la mirada de
           Maddalena  Strozzi  fija  terriblemente  en  un  punto
           donde había fustigamientos o posturas lascivas: Rafael
          Sanzio mintió aquí su más terrible verdad.                               Retrato de Enrique VIII de Inglaterra
               El intenso color verde de la cara del personaje se                                 por
           atribuyó mucho tiempo a la gangrena o al solsticio de pri­                           HOLBEIN
           mavera. El unicornio, animal fálico, la habría contamina­
           do: en su cuerpo duermen los pecados del mundo. Des­
           pués se vio que bastaba levantar las falsas capas de pinturas      Se ha querido ver en este cuadro una cacería de ele­
           puestas por los tres enconados enemigos de Rafael: Car­        fantes, un mapa de Rusia, la constelación de la Lira, el
           los  Hog,  Vincent  Grosjean,  llamado  «Mármol»,  y           retrato de un papa disfrazado de Enrique VIII, una tor­
           Rubens el Viejo. La primera capa era verde, la se nda          menta en el mar de los Sargazos,  o ese pólipo dorado
                                                         gu
           verde, la tercera blanca. No es difícil atisbar aquí el tri­   que crece en las latitudes de Java y que bajo la influencia
           ple símbolo de la falena letal, que a su cuerpo cadavéri­      del  limón  estornuda  levemente  y  sucumbe  con  un
           co une las alas que la confunden con las hojas de la rosa.     pequeño soplido.
           Cuántas veces Maddalena Strozzi cortó una rosa blanca              Cada una de estas interpretaciones es exacta aten­
           y  la  sintió  gemir  entre  sus  dedos,  retorcerse  y  gemir   diendo a la confi ración general de la pintura, tanto si
                                                                                          gu
           débilmente  como  una  pequeña  mandrágora  o  uno  de         se la mira en el orden en que está colgada como cabeza
           esos  lagartos  que  cantan  como  las liras  cuando  se  les   abajo  o  de  costado.  Las  diferencias  son  reductibles  a
           muestra un espejo.  Y ya era tarde y la falena la habría       detalles;  queda  el  centro  que  es  ORO,  el  número
           picado: Rafael lo supo y la sintió morirse. Para pintarla      SIETE, la OSTRA observable en las partes sombrero­
           con verdad agregó el unicornio, símbolo de castidad, cor­      cordón, con la PERLA-cabeza (centro irradiante de las
           dero y narval a la vez, que bebe de la mano de una virgen.     perlas del traje o país central) y el GRITO general abso­
           Pero pintaba a la falena en su imagen, y este unicornio        lutamente verde que brota del conjunto.


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