Page 17 - Historias de Cronopios y Famas
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Instrucciones para llorar Instrucciones-ejemplos
sobre la forma de tener miedo
Dejando de lado los motivos, atengámonos a la En un pueblo de Escocia venden libros con una
manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llan página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si
to que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la son un lector desemboca en esa página al dar las tres de la
risa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u tarde, muere.
ordinario consiste en una contracción general del ros En la plaza del Quirinal, en Roma, hay un punto
tro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas que conocían los iniciados hasta el siglo XIX, y desde el
y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en cual, con luna llena, se ven moverse lentamente las esta
el momento en que uno se suena enérgicamente. tuas de los Dióscuros que luchan con sus caballos enca
Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, britados.
y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábi En Amalfi, al terminar la zona costanera, hay un
to de creer en el mundo exterior, piense en un pato malecón que entra en el mar y la noche. Se oye ladrar a
cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de un perro más allá de la última farola.
Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Un señor está extendiendo pasta dentífrica en el cepi
Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro llo. De pronto ve, acostada de espaldas, una diminuta ima
usando ambas manos con la palma hacia dentro. Los gen de mujer, de coral o quizá de miga de pan pintada.
niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de Al abrir el ropero para sacar una camisa, cae un
p�eferencia en un rincón del cuarto. Duración media del viejo almanaque que se deshace, se deshoja, cubre la
llanto, tres minutos. ropa blanca con miles de sucias mariposas de papel.
Se sabe de un viajante de comercio a quien le empe
zó a doler la muñeca izquierda, justamente debajo del
reloj pulsera. Al arrancarse el reloj, saltó la sangre: la
herida mostraba la huella de unos dientes muy finos.
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