Page 21 - Historias de Cronopios y Famas
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La dama del unicornio   mata a su dueña, penetra en su seno majestuoso con el
 por    cuerno  labrado  de  impudicia,  repite  la  operación  de
 RAFAEL   tod�s los pri_ncipios. Lo que esta mujer sostiene en sus
        manos es la copa misteriosa de la que hemos bebido sin
        saber, la sed que hemos calmado por otras bocas, el vino
 Saint-Simon creyó ver en este retrato una confe­  rojo y lechoso de donde salen las estrellas, los  gu sanos
 sión herética.  El unicornio,  el narval, la obscena perla   y las estaciones ferroviarias.
 del medallón que pretende ser una pera, y la mirada de
 Maddalena  Strozzi  fija  terriblemente  en  un  punto
 donde había fustigamientos o posturas lascivas: Rafael
 Sanzio mintió aquí su más terrible verdad.   Retrato de Enrique VIII de Inglaterra
 El intenso color verde de la cara del personaje se   por
 atribuyó mucho tiempo a la gangrena o al solsticio de pri­  HOLBEIN
 mavera. El unicornio, animal fálico, la habría contamina­
 do: en su cuerpo duermen los pecados del mundo. Des­
 pués se vio que bastaba levantar las falsas capas de pinturas   Se ha querido ver en este cuadro una cacería de ele­
 puestas por los tres enconados enemigos de Rafael: Car­  fantes, un mapa de Rusia, la constelación de la Lira, el
 los  Hog,  Vincent  Grosjean,  llamado  «Mármol»,  y   retrato de un papa disfrazado de Enrique VIII, una tor­
 Rubens el Viejo. La primera capa era verde, la se nda   menta en el mar de los Sargazos,  o ese pólipo dorado
 gu
 verde, la tercera blanca. No es difícil atisbar aquí el tri­  que crece en las latitudes de Java y que bajo la influencia
 ple símbolo de la falena letal, que a su cuerpo cadavéri­  del  limón  estornuda  levemente  y  sucumbe  con  un
 co une las alas que la confunden con las hojas de la rosa.   pequeño soplido.
 Cuántas veces Maddalena Strozzi cortó una rosa blanca   Cada una de estas interpretaciones es exacta aten­
 y  la  sintió  gemir  entre  sus  dedos,  retorcerse  y  gemir   diendo a la confi ración general de la pintura, tanto si
                       gu
 débilmente  como  una  pequeña  mandrágora  o  uno  de   se la mira en el orden en que está colgada como cabeza
 esos  lagartos  que  cantan  como  las liras  cuando  se  les   abajo  o  de  costado.  Las  diferencias  son  reductibles  a
 muestra un espejo.  Y ya era tarde y la falena la habría   detalles;  queda  el  centro  que  es  ORO,  el  número
 picado: Rafael lo supo y la sintió morirse. Para pintarla   SIETE, la OSTRA observable en las partes sombrero­
 con verdad agregó el unicornio, símbolo de castidad, cor­  cordón, con la PERLA-cabeza (centro irradiante de las
 dero y narval a la vez, que bebe de la mano de una virgen.   perlas del traje o país central) y el GRITO general abso­
 Pero pintaba a la falena en su imagen, y este unicornio   lutamente verde que brota del conjunto.


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