Page 15 - Historias de Cronopios y Famas
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Y no que esté mal si las cosas nos encuentran otra pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra
vez cada día y son las mismas. Que a nuestro lado la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras
haya la misma mujer, el mismo reloj, y que la novela avanzo paso a paso para ir a comprar el diario de la
abierta sobre la mesa eche a andar otra vez en la bici esquina.
cleta de nuestros anteojos, ¿por qué estaría mal? Pero
como un toro triste hay que agachar la cabeza, del cen
tro del ladrillo de cristal empujar hacia afuera, hacia lo
otro tan cerca de nosotros, inasible como el picador tan
cerca del toro. Castigarse los ojos mirando eso que
anda por el cielo y acepta taimadamente su nombre de
nube, su réplica catalogada en la memoria. No creas
que el teléfono va a darte los números que buscas.
¿Por qué te los daría? Solamente vendrá lo que tienes
preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza,
ese mono que se rasca sobre una mesa y tiembla de frío.
Rómpele la cabeza a ese mono, corre desde el centro de la
pared y ábrete paso. ¡Oh, cómo cantan en el piso de arriba!
H ay un piso de arriba en esta casa, con otras gentes. Hay
un piso de arriba donde vive gente que no sospecha su
piso de abajo, y estamos todsos en el ladrillo de cristal.
Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz
y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy
mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la
oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congela
do, no todo está perdido. Cuando abra la puerta y
asome a la escalera sabré que abajo empieza la calle;
no el molde ya aceptado, no las casas ya sabidas, no el
hotel de enfrente; la calle, la viva floresta dond� cacia
instante puede arrojarse sobre mí como una magno
lia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuan
do avance un poco más, cuando con los codos y las
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