Page 22 - Historias de Cronopios y Famas
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Hágase la sencilla experiencia de ir a Roma y apo­                      Instrucciones para matar
          yar la mano sobre el corazón del rey, y se comprenderá                          hormigas en Roma
          la génesis del mar. Menos difícil aún es acercarle una
          vela encendida a la altura de los ojos; entonces se verá
          que  eso  no  es  una  cara  y  que  la  luna,  ence ecida  de
                                                    gu
          simultaneidad, corre por un fondo de ruedecillas y coji­
          netes  transparentes,  decapitada  en  el recuerdo  de  las
          hagiografías. No yerra aquél que ve en esta petrificación
          tempestuosa un combate  de  leopardos.  Pero  también
          hay· lentas dagas  de marfil, pajes que se consumen de               Las hormigas se comerán a Roma, está dicho. Entre
          tedio en largas  galerías,  y un diálogo sinuoso  entre la      las lajas andan; loba, ¿qué carrera de piedras preciosas te
          lepra y las alabardas. El reino del hombre es una página        secciona la garganta? Por algún lado salen las a as de
                                                                                                                       gu
          de historial, pero él no lo sabe y juega displicente con        las fuentes, las pizarras vivas, los camafeos temblorosos
            antes y cervatillos. Este hombre que te mira vuelve           que en plena noche mascullan la historia, las dinastías y
          gu
          del infierno; aléjate del cuadro y lo verás sonreír poco a      las conmemoraciones. Habría que encontrar el corazón
          poco, porque está hueco, está relleno de aire, atrás lo sos­    que hace latir las fuentes para precaverlo de las hormi­
          tienen unas manos secas,  como una fi ra de  barajas            gas, y organizar en esta ciudad de sangre crecida, de cor­
                                                gu
          cuando se empieza a levantar el castillo y todo tiembla.        nucopias erizadas como manos de ciego, un rito de sal­
          Y su moraleja es así: «No hay tercera dimensión, la tie­        vación  para  que  el  futuro  se  lime  los  dientes  en  los
          rra· es plana, el hombre repta.  ¡Aleluya!». Quizá sea el       montes, se arrastre manso y sin fuerza, completamente
          diablo quien dice estas cosas, y quizá tú las crees porque      sin hormigas.
          te las dice un rey.                                                 Primero buscaremos la orientación de las fuentes,
                                                                          lo cual es fácil porque en los mapas de colores, en las
                                                                          plantas monumentales, las fuentes tienen también surti­
                                                                          dores y cascadas color celeste, solamente hay que bus­
                                                                          carlas bien y envolverlas en un recinto de lápiz azul, no
                                                                          de  rojo,  pues  un  buen  mapa de  Roma  es  rojo  como
                                                                          Roma. Sobre el rojo de Roma el lápiz azul marcará un
                                                                          recinto violeta alrededor de cada fuente, y ahora estamos
                                                                          seguros de que las tenemos a todas y que conocemos el
                                                                          follaje de las aguas.


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