Page 78 - De Victoria para Alejandro
P. 78

78                                                               79

                    -Hija, nadie quiere casarte, aunque el ma­               varones,  cumplí  mis  obligaciones  y  fui  feliz.  El
           trimonio es el destino natural de toda mujer. Pero                Señor me bendijo con multitud de  bienes. Como
           tú  has  heredado  en  Israel. Está  escrito en la ley:           debe ser; como será también para ti.
           Cuando el  Señor sacó a los israelitas de Egipto y                        -No puede ser así. ¡Yo soy romana y cris­
           los llevó a la tierra prometida, la tierra se distribu­           tiana!
           yó entre las doce tribus. Y para que la heredad de                         -No, hija. Las mujeres tenemos la raza y
           los judíos no salga de su tribu, todo israelita queda             la religión de nuestros maridos. ¿No te han leído
           ligado a la  familia paterna. Las hijas que posean                las palabras de Ruth?: «Donde tu vayas, iré yo, tu
           alguna heredad en  Israel se casarán dentro de la                 pueblo será mi pueblo y tu Dios, mi Dios». Esa es
           tribu paterna. No se debe disminuir el patrimonio                 la ley para una buena mujer.
           de  Israel.  No es  tu  caso exactamente, porque tu                        Victoria  trataba  de  no  perder  la  calma.
           padre es  romano,  tu madre recibió su dote y hay                 Aquello no podía ser verdad y no podía ocurrida
           hijos  varones  que  hereden;  no  te  correspondía               a ella.
           nada, pero la voluntad de Ismail ha sido otra y se                         La anciana le cogió las manos con cariño.
           ha acordado de ti. Es difícil de resolver, pero des­                       -Pero no me  has preguntado por  tu es-
           pués de consultar con los escribas, tu tío José, en                poso.
           quien tu  padre delegó tu tutela, ha encontrado la                         Victoria balbuceó:
           solución.                                                                  -¿Mi esposo?
                    -¡Es mi padre quien debe tomar la deci­
           sión sobre mi matrimonio!                                                  -Mi  hijo  José  ha pensado  mucho  en tu
                   -Tu tío José está en su lugar; ya ha deci­                 felicidad.  Y  de  todos  los  parientes  que  tendrían
           dido y debes obedecerle.                                           derecho,  ha aceptado que tu esposo sea tu primo
                   -¡No me  ha preguntado siquiera mi opi-                    Daniel.
           nión!                                                                       -¿Daniel?
                   -Hija, no tiene por qué. ¿Cuándo se oyó                             -Sólo es tres años mayor que tú; la edad
           que una mujer decidiera? ¿Crees que me pregunta­                   justa. Los otros parientes son de más edad. Bien es
           ron si quería casarme con tu abuelo? Ismail vino a                 verdad que tiene ese defecto en la pierna, pero tú
           casa de mi padre y me pidió para que ocupase el                    eres  ya  mayor  y  ...  bien  ...  ,  tus  costumbres  ...  ,  ese
           lugar de mi hermana muerta. Tenía una hija por                     pelo  ...  ;  no  encontrarías  mejor  esposo  en  toda
           criar y una casa por atender. Me casé, tuve hijos                   Judea.
   73   74   75   76   77   78   79   80   81   82   83