Page 83 - De Victoria para Alejandro
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 sa; bebió otro trago de leche-. ¡Me quieren casar   repudio -dio una palmada-. ¡Ya lo entiendo!  Re­
 con tu hermano Daniel!   pudiada, tus bienes podrían quedar en poder de tu
 Miriam asintió muy seria.   marido. Victoria, prima,  ¡todo esto no es más que
 -Algo así me temía yo. Mi padre y el tío  una cuestión de dinero!
 José  estuvieron hablando mucho  tiempo  a  solas   Prisca recogió el cuenco de leche vacío y
 antes de la ceremonia de Qumran. Tu nombre salía   alisó mecánicamente la ropa de la cama.
 en la conversación, pero no supe de lo que trataban   -Niña, no te preocupes, eso no puede pa­
 por más que escuché.   sar; eres ciudadana romana y las leyes judías no te
 Prisca interrumpió excitada:   obligan; tú eres muy inteligente; tu abuelo te ense­
 -¿Qué dices, niña? ¡Ellos no pueden casar­  ñó muchas cosas que no saben las mujeres. Y el
 te! ¡Tienes padre!   amo  es poderoso.  No pueden  hacer eso.  Piensa,
 Victoria se encogió de hombros.   niña,  piensa.  Y  luego,  me  mandas  lo  que  debo
 -¿  Y qué les importa? Según me ha dicho  hacer.
 la  abuela,  si  un  hombre  sólo  tiene  hijas  que  le   Victoria  sonrió  débilmente  a  la  vieja  es­
 hereden, deben casarse con parientes de la casa de   clava.
 su padre, para que la herencia no salga de la fami­  -No te preocupes, Prisca; encontraré -se
 lia. No es mi caso, pero no quieren que nada de la   volvió a Miriam-, encontraremos una salida.
 herencia se escape de esta casa. ¡Dicen que dismi­  Miriam colocó las almohadas detrás de la
 nuye el patrimonio de Israel! Y tienen los papeles   espalda de su prima.
 que  firmó mi  padre para este viaje. No son sufi­  -¿Estás más tranquila? Me asustaste mu­
 cientes, no hay una cesión de tutoría, ni el tío José   cho; y a tu criada también.
 me ha adoptado, pero si quien hace los contr-atos
 de boda en este país los acepta  ...   -No sé qué me pasó; no estaba preparada
 Prisca movió la cabeza   para eso. Y se me quedó la mente en blanco. El tío
 -No entiendo nada, niña; pero el amo se  José  ya  quiso  que  firmara  un  documento  en  el
 enojará muchísimo cuando se entere. Y no se lo   barco,  pero  ... no  se  me  ocurrió que me quisiera
 podrán ocultar siempre.   casar;  mi padre siempre me dijo que  yo  elegiría.
 Miriam intervino.   -Y tú ya has elegido.
 -Pero para entonces ya estará casada, y lo  No era una pregunta, era una afirmación
 más  que  conseguiría  según  nuestra  ley  sería  un   que Victoria no contradijo.
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