Page 17 - De Victoria para Alejandro
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          tad más que mi amor y la borulml del lwmhre que                     en  Israel,  las  mujeres  no  heredan  si  hay  hijos,  y
          yo ame.                                                             menos  después  de  casarse  con  un pagano.  Pero el
                   Ya imagino tu gesto de di,\'1{11slo al leer esto.          abuelo,  sin prestar atención a que soy medio roma­
          No olvido  que la  ley  de  Roma no  admite nuestra                 na,  ha dispuesto que de su herencia se hagan  tres
          unión,  y  que aunque  el  obispo nos  bell{/(jese y  mi            partes  -exceptuando,  por  supuesto,  las  tierras  que
          padre estuviese conforme,  a los ojos de los hombres                son para su hijo mayor y que lleva ya muchos años
          tú sólo serías mi amante, y en cualquier 111omento la                gobernándolas- y que la parte de mi madre sea para
          familia, disgustada por la aparente deshonra, podría                 mí.
          pre;)wrtur u mt paare para obligarme a acepcar un                            No es que el tío José sea ambicioso o avaro;
          esposo legal.  Incluso tu amo -aunque no creo que                    pertenece al monasterio de  Qumrán y  él no puede
          Pompilio lo hiciese- tendría derecho a reclamarme                    poseer dinero; su herencia pasará a la comunidad a
          como esclava de su casa al ser,  legalmente,  la con­                la que pertenece,  pero pienso que una herencia más
          cubina de un esclavo.                                                cuantiosa le daría prestigio y además considera,  en
                                                                               contra de la ley de Israel, que mi abuelo como escri­
                                                                               ba conocía tan bien,  que una mujer que además no
                                                                               es hija de Israel* y que no guarda la fe de su pueblo
                   He tenido que interrumpir mi carta.  El tío                 herede las rentas de un israelita.
          José me ha reñido por escribir en público, sentada en                         Que la bendición de Dios sea con todos los
          la popa del barco. Dice que no es una ocupación para                 de tu casa.  Saluda a la Iglesia* en mi nombre.  Te
          una mujer y que atraigo las miradas de los marine­                   ama.
          ros y  del resto del pasaje.  Ha dicho palabras muy                                                          VICTORIA
          duras sobre mi descaro y mi falta de gracia.  Ya. sé
          que no soy tan bella como mi madre, pero no soy una
          descarada. Comprendo que las creencias del tío José
          le hacen juzgar duramente a todas la mujeres y creo
          que está disgustado porque el abuelo Ismail me ha
          dejado parte de su herencia.  Siempre esperó que el
          abuelo repartiese lo suyo entre el tío Simeón, que por
          ser el mayor es el heredero de las tierras,  y él,  ya
          que mi madre recibió su dote al casarse y además,
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