Page 15 - De Victoria para Alejandro
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                mujer  de  edad,  de la  casa  de  su  padre.  Aunque                    En el mar, rumbo a Césarea,
                delante de los demás la trataba con respeto, a solas                   día primero de los idus* de marzo
                no olvidaba que la llevó en brazos cuando niña, le                        del año 11 del César Nerón,
                enseñó a rezar cuando murió su madre y le había                     65 años después del nacimiento del Señor
                acompañado a las reuniones de la Iglesia, de ado­
                lescente.                                                         De Victoria a Alejandro en casa de Pompilio.
                         -¿Quieres comer algo, niña?                                                 Salud
                         -No tengo apetito.
                        -No debes dejar que los gruñidos de tu tío
                te disgusten, niña. A tu padre no le agradaría.                        Aprovecho que dentro de unos días haremos
                        -¿ Crees que he hecho mal?                             escala. en  Rodas  para  escribirte  esta  carta.  Hasta
                        -Estos judíos son unos amargados, niña.                ahora, el viaje está siendo muy bueno y el tiempo es
                Y si son virtuosos como tu tío, más. No has hecho              una bendición de sol y luz.  El barco navega a vela
                nada  malo.  Tú no haces  nunca  nada  malo,  niña.            sin necesidad de que se empleen los remeros y todos
                        -Dice que no conozco mis obligaciones de               los marineros están contentos.  Yo paseo por cubierta,
                muJer.                                                         disfruto del sol y del aire limpio y hago planes para
                        -Mira, niña. Tal vez no sepas las obliga­              el porvenir.  Luego,  rezo porque mis deseos puedan
                ciones de una mujer judía, pero tú eres romana y               realizarse y Dios bendiga nuestro amor.
                has  sido  educada  por  los  mejores  pedagogos  de                   He  meditado  mucho  sobre  nuestra  situa­
                Roma. Tienes la educación de una dama romana,                  ción, querido Alejandro. Estamos rodeados de perso­
                y si además tu abuelo te enseñó algunas otras co­              nas buenas y que nos estiman, pero pese a eso,  ¡qué
                sas .... ,  eso no estorba.  Creo que el amo no cSabía         dificil es nuestro amor! De todas formas,  ya sabes
                con quién te enviaba de viaje.                                 que soy mucho más optimista que tú.
                        -No critiques, Prisca. El tío José pertene­                     Ya sé que la familia de mi padre es impor­
                ce  a  los  monjes  de  Qumrán*.  No  se  casan,  no           tante en Roma y que mi padre es senador. Pero es
                poseen nada, se dedican a la oración y el ayuno. El            un  hombre bueno y justo que nunca prohibió a mi
                tío José es un hombre santo.                                   madre su fe cristiana y que dejó que yo fuese bauti­
                        -¿ Y quién  lo duda? Te  voy a  buscar  un             zada. Sé, me lo ha dicho más de una vez, que jamás
                vaso de leche y algo de fruta si la hay en este barco.         me casará contra mi voluntad.  Y que la riqueza o el
                Luego seguirás con tu carta.                                   prestigio de un futuro esposo no pesarán en su volun-
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