Page 123 - De Victoria para Alejandro
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"                     Doce                     ,.

















                   Estaban sentados en el patio, en la sombra
           verde  y  fresca  de  la  parra.  La  pequeña  Miriam
           contemplaba con los ojos muy abiertos la alta figu­
           ra y las ropas del padre de Victoria.  El día comen­
           zaba a caer y los pájaros buscaban su nido; podía
           palparse  la  paz;  el  senador  Cornelio  saboreó  un
           trago de su vaso y aprobó.
                   -Buen vino, Marta.
                   -Me alegro que sea de tu agrado, senador.
                   -Tántos  años ... ,  ¡cuántos  recuerdos! ... ,
           este vino, los pájaros ... Los dos hemos envejecido,
           Marta.  Pero creo que nos hemos enriquecido en
           experiencia. ¿Y tu hermana María?
                   Marta sonrió.
                   -También tiene canas. Viaja, anunciando
           la Buena Nueva. ¿Recuerdas?  Era como una her­
           mana para tu mujer. Sentirá no haberte visto y no
           haber conocido a Victoria.
                   Sirvió más vino y ofreció aceitunas en un
           cuenco.
                   -Has  venido  muy  pronto,  Cornelio.  Es
           inútil preguntarte por el viaje. Ha sido bueno.



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