Page 125 - De Victoria para Alejandro
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 -Tu mensaje me encontró ya en camino.
 Alejandro,  un esclavo  de  uno  de  mis  amigos  de
 Roma me trajo una carta que le había escrito Vic­
 toria.  Estaba alarmado y me contagió su alarma,
 así que me puse en camino -contempló a su hija
 con reproche y ella enrojeció-. Luego encontré en
 una posada el  correo militar y  vuestra carta;  me
 agregué a unos hombres que venían a reforzar las
 tropas del legado* de Siria y el viaje fue realmente
 rápido.
 Con la mano libre acarició el pelo de su
 hija, sentada a sus pies.
 -Y más rápido aún fue resolver tu proble­
 ma, pequeña. Hablé con el gobernador Gesio Flo­
 ro, con mi agente y con tus tíos. Todos estuvieron
 muy corteses y muy, muy nerviosos.
 -¿Qué te dijeron los tíos?
 El senador soltó una carcajada.
 -¡Nada!  Me dieron la bienvenida ... en la
 puerta.  Me dijeron que estabas viviendo en Beta­
 nia,  y  salí  para  aquí,  tras  otra  breve visita  a  mi
 administrador. Y o soy Cornelio, tu padre, senador
 romano. Estoy en Judea; todos los poderes quedan
 revocados. No pueden hacer nada, sus guardas no
 pueden levantar la mano sobre un romano que es
 senador y nadie puede impedir que me lleve a mi
 hija. Y nos vamos a marchar de este país mañana
 mismo. No tomaré represalias contra tus tíos. Son
 la familia de tu madre.  Pero no se lo he dicho. Si
 están inquietos algún tiempo se lo merecen por la
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