Page 25 - Cuentos de Amor locura y Muerte
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-¡Oh! -protestó él, levantándose para irse. Prometió -Sí, está un poco débil... Y cuando pienso que en el
ir muy pronto. campo se repondría enseguida ... Vea, Octavio: ¿me permite
Doce días después, Nébel debía volver al ingenio, y ser franca con usted? Ya sabe que lo he querido como a un
antes quiso cumplir su promesa. Fue allá -un miserable hijo ... ¿No podríamos pasar una temporada en su estableci
departamento de arrabal-. La señora de Arrizabalaga lo miento? ¡Cuánto bien le haría a Lidia!
recibió, mientras Lidia se arreglaba un poco. -Soy casado -repuso Nébel.
-¡Conque once años! -observó de nuevo la madre-. La señora tuvo un gesto de viva contrariedad, y por un
instante su decepción fue sincera; pero enseguida cruzó sus
¡ Cómo pasa el tiempo! ¡ Y usted que podría teneruna infinidad manos cómicas:
de hijos con Lidia! -¡Casado, usted! ¡Oh, qué desgracia, qué desgracia!
-Seguramente -sonrió Nébel, mirando a su alrededor. ¡Perdóneme, ya sabe!. .. No sé lo que digo ... ¿ Y su señora vive
-¡Oh! ¡ No estamos muy bien! Y sobre todo como debe con usted en el ingenio?
estar puesta su casa ... Siempre oigo hablar de sus cañavera -Sí, generalmente ... Ahora está en Europa.
les ... ¿Es ése su único establecimiento? -¡ Qué desgracia! Es decir ... ¡ Octavio ! -añadió, abrien-
-Sí. .. En Entre Ríos también .. . do los brazos, con lágrimas en los ojos-: A usted le puedo
-¡Qué feliz! Si pudiera uno ... ¡Siempre deseando ir a contar, usted ha sido casi mi hijo ... ¡Estamos poco menos que
pasar unos meses en el campo y siempre con el deseo! en la miseria! ¿Por qué no quiere que vaya con Lidia? Voy a
Se calló, echando una fugaz mirada a Nébel. Éste, con el tener con usted una confesión de madre -concluyó, con una
corazón apretado, revivía nítidas las impresiones enterradas pastosa sonrisa y bajando la voz-: Usted conoce bien el
once años en su alma. corazón de Lidia, ¿no es cierto?
-Y todo esto por falta de relaciones ... ¡Es difícil tener Esperó respuesta·, pe�o Nébel permanecía callado.
un amigo en esas condiciones! -¡Sí, usted la conoce!¿ Y cree que Lidia es mujer capaz
El corazón de Nébel se contraía cada vez más, y Lidia de olvidar cuando ha querido?
entró. Ahora había reforzado su insinuación con una lenta
También ella estaba muy cambiada, porque el encanto guiñada. Nébel valoró entonces de golpe el abismo en que
de un candor y una frescura de los catorce años no se vuelve pudo haber caído antes. Era siempre la misma madre, pero ya
a hallar más en la mujer de veintiséis. Pero bella siempre. Su envilecida por su propia alma vieja, la morfina y la pobreza. Y
olfato masculino sintió en su cuello mórbido, en la mansa Lidia ... Al verla otra vez había sentido un brusco golpe de
tranquilidad de su mirada, y en todo lo indefinible que denun deseo por la mujer actual de garganta llena y ya estremecida.
cia al hombre el amor ya gozado, que debía guardar velado Ante el tratado comercial que le ofrecían, se echó en brazos de
para siempre el recuerdo de la Lidia que conoció. aquella rara conquista que le deparaba el destino.
Hablaron de cosas muy triviales, con perfecta discreción -¿No sabes, Lidia?-prorrumpió la madre, alboroza
de personas maduras. Cuando ella salió de nuevo un momen da, al volver su hija-. Octavio nos invita a pasar una tempo
to, la madre reanudó: rada en su establecimiento. ¿Qué te parece?
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