Page 19 - Cuentos de Amor locura y Muerte
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le era posible su casamiento. Su habilitación de edad, obtenida a su padre? Éste sostenía siempre su r tunda oposición a tal
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en esos días, le permitía por su legítima materna afrontar los matrimonio y el hijo ya había emprendido las gestiones para
gastos. Quedaba el consentimiento del padre J y la madre prescindir de ella.
apremiaba este detalle. -Puedes hacer eso y todo lo que te dé la gana. Pero mi
La situación de ella, sobrado equívoca en Concordia, consentimiento para que esa entretenida sea tu suegra, ¡jamás!
exigía una sanción social que debía comenzar, desde luego, Después de tres días, Nébel decidió concluir de una vez
por la del futuro suegro de su hija. Y sobre todo, la sostenía el con ese estado de cosas, y aprovechó para ello 11n momento en
deseo de humillar, de forzar a la moral burguesa a doblar las que Lidia no estaba.
rodillas ante la misma inconveniencia que despreció. -Hablé con mi padre --<:omenzó Nébel-, y me ha
Ya había tocado el punto varias veces con su futuro dicho que le será completamente imposible asistir.
yerno, con alusiones a "mi suegro" ... , "mi nueva familia" ... "la La madre se puso un poco pálida, mientras sus ojos, en
cuñada de mi hija". Nébel se callaba y los ojos de la madre un súbito fulgor, se estiraban hacia las sienes.
brillaban entonces con más sombrío fuego. -¡Ah! ¿Y por qué?
Hasta que un día la llama se levantó. Nébel había fijado -No sé -repuso con voz sorda Nébel.
el 18 de octubre para su casamiento. Faltaba más de un mes -Es decir ... que su señor padre teme mancharse si pone
aún, pero la madre hizo entender claramente al muchacho que los pies aquí.
quería la presencia de su padre esa noche. -¡No sé! -repitió él, obstinado a su vez.
-Será difícil -dijo Nébel después de un mortificante
-¡Es que es una ofensa gratuita la que nos hace ese
silencio-. Le cuesta mucho salir de noche ... No sale nunca. señor! ¿Qué se ha figurado? -Añadió con voz ya alterada y
-¡Ah! -exclamó sólo la madre, mordiéndose rápida los labios temblantes-. ¿Quién es él para darse ese tono?
mente el labio. Otra pausa siguió, pero ésta ya de presagio. Nébel sintió entonces el fustazo de reacción en la cepa
-Porque usted no hace un casamiento clandestino,
¿verdad? profunda de su familia. . .
-¡Qué es, no sé! -repuso con la voz prec1p1tada a su
- ¡ Oh! -se sonrió difícilmente Nébel-. Mi padre
tampoco lo cree. vez-. Pero no sólo se niega a asistir, sino que tampoco da su
consentimiento.
-¿ Y entonces?
-¿Qué? ¿Que se niega?¿ Y por qué? ¿Quién es él? ¡El
Nuevo silencio, cada vez más tempestuoso. más autorizado para esto!
-¿Es por mí que su señor padre no quiere asistir? Nébel se levantó:
-¡No, no señora! -exclamó al fin Nébel, impaciente- -Usted no ... ·
. Está en su modo de ser ... Hablaré de nuevo con él, si quiere. Pero ella se había levantado también.
-¿ Yo, querer? -se sonrió la madre, dilatando las
-¡Sí, él! ¡Usted es una criatura! ¡Pregúntele de dónde
narices-. Haga lo que le parezca ... ¿Quiere irse, Nébel, ha sacado su fortuna, robada a sus clientes! ¡ Y con esos aires!
ahora? No estoy bien. ¡ Su familia irreprochable, sin mancha, se llena la boca con
Nébel salió, profundamente disgustado. ¿Qué iba a decir eso! ¡ Su familia! ... ¡ Dígale que le cuente cuántas paredes tenía
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