Page 94 - Narraciones extraordinarias
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tamente, las únicas deducciones adecuadas, en las que inevi esta conclusión de manera inequívoca, no podemos rechazar
tablemente se origina mi sospecha como única conclusión. En la tomando en cuenta impedimentos evidentes. Sólo debemos
qué consiste esta sospecha, no lo diré todavía. Sólo deseo que demostrar que cualquiera de estos evidentes im p edimentos,
usted comprenda que, para mí, tiene la fuerza suficiente pa realmente no existe. Bien, hay dos ventanas de bastidor co
ra darle un determinado giro a mis indagaciones en aquella rredizo, que suben y bajan, en la habitación. Una de ellas no
habitación. Trasladémonos en imaginación a esa sala. ¿Qué está obstruida por el mobiliario, y queda completamente vi
es lo primero que buscaremos allí? Los medios de evasión uti sible. La parte inferior de la otra permanece oculta por la ca
lizados por los asesinos ¿verdad? becera d e l pesado armazón de la cama, q u e e s t á
Me limité a asentir, y Dupin continuó: estrechamente pegado a ella. La primera e dichas ventanas
d
-Ni usted ni yo creemos en acontecimientos sobrenatu se hallaba cerrada y asegurada por dentro, y resistió a los más
rales. Madame y Mademoiselle L'Espanaye no han sido ase violentos esfuerzos de los que trataron de levantarla; en
sinadas por espíritus. Los que cometieron el crimen son seres la parte izquierda de su bastidor habían barrenado un
materiales, y escaparon por iguales medios. ¿Cómo? Hay una agujero, y hundido allí un grueso clavo casi hasta la cabeza.
sola manera de razonar sobre este punto, y esa manera debe Examinando la otra ventana, se descubrió en ella otro clavo
conducimos a una solución precisa. Está claro que los asesi similar, y todos los intentos para subir el bastidor fracasa
nos se encontraban en la habitación donde fue hallado el ron también. La policía quedó convencida de que la fuga
cuerpo de mademoiselle L'Espanaye, o en el cuarto contiguo, no podía haberse efectuado por ahí, y, por lo consiguien
cuando el grupo de personas subió por la escalera. De modo te, consideró superfluo extraer esos clavos y levantar las
que basta con investigar las salidas que tienen estos dos luga ventanas. Mi examen fue algo más prolijo. Razoné de es
res. La policía ha dejado al descubierto los pisos, los techos, te modo a posterio1i: los asesinos han escapado por una
y la mampostería de las paredes en todas direcciones. No obs de esas ventanas, y es imposible que hayan vuelto a cerrar los
tante, no he querido fiarme de sus ojos, y lo he examinado to bastidores por dentro. Esta consideración, por su eviden
do con los míos. Por lo tanto puedo afirmar que no existían cia, fue la que atascó las investigaciones de la policía. Pe
pue,tas secretas, y las dos de las habitaciones que dan al pasi ro el hecho era que las ventanas estaban cerradas y bien
llo, estaban cerradas con llave por dentro. Las chimeneas, aseguradas. Se hacía entonces necesa,io que pudieran cerrar
aunque de ancho corriente, no podrían dar cabida ni a un ga se por sí mismas; no había manera de escapar a esta conclu
to corpulento. En consecuencia, la imposibilidad de escape sión. Fui hasta la ventana libre de estorbos, extraje el clavo
por los medios ya indicados es absoluta, y no nos quedan más con cierta dificultad, y probé a subir el bastidor. Como me
que las ventanas. Por la habitación que da a la fachada prin figuraba, resistió a todas mis manipulaciones, y en ese instan
cipal, nadie hubiera podido huir sin ser visto por la muche te sospeché que había un resorte secreto. Una cuidadosa ins
dumbre que había en la calle. Ello significa que los asesinos pección me hizo descubrirlo. Lo presioné, y satisfecho con mi
salieron por las ventanas de la habitación trasera. Llevados a hallazgo, me abstuve de levantar el bastidor. Volví a colocar
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