Page 97 - Narraciones extraordinarias
P. 97
el clavo y lo observé atentamente. Si una persona hubiese pa cerrando la ventana, y la apariencia del clavo entero fue otra
sado por delante de la ventana y la hubiera vuelto a cerrar, el vez perfecta.
resorte habría funcionado solo, sin embargo no podría haber Lo contemplé admirado.
colocado nuevamente el clavo. El campo de mis investigacio -El enigma, hasta aquí -continuó Dupin-, ya estaba
nes se estrechaba aún más: los asesinos habían escapado por resuelto. El asesino se fugó por la ventana que da por sobre
la otra ventana. Suponiendo que los resortes de ambos basti la cama. Luego de salir por allí, al bajar esta ventana por sí so
dores fuese iguales, lo que era probable, debía existir algu la, quedó sujeta por el resorte, y es la sujeción de ese resorte
_
�
na diferencia entre los clavos, o por io menos entre la forma la que ha engañado a la policía; la policía piensa que está in
�� clavarlós. Me t epé al armazón de la cama, y examiné pro movilizada por el clavo. El problema siguiente es cómo bajó
�
hJamente, por encima de su cabecera, la segunda ventana. Pa el asesino. A unos cinco pies y medio de la ventana en cues
sando la mano por la tabla, descubrí y apreté el resorte, que, tión, pasa una cadena de pararrayos. Por esa cadena resultaría
tal como sospechaba, tenía la misma forma que su vecino. Ob absurdo que alguien llegara a la ventana. No obstante, com
servé bien su clavo, que era tan grueso como el otro, y apa probé que los postigos del cuarto piso eran de un tipo parti
rentemente se hallaba clavado de idéntica manera: hundido cular, llamados fe,mdes, por los carpinteros franceses; un
casi hasta la cabe a. Si usted supone que me quedé perplejo, estilo raramente usado hoy, y que se ve con frecuencia en las
�
no ha comprendido la naturaleza de estas deducciones. He casas antiguas de Lyon y Burdeos. Tiene la forma corriente
rastreado el secreto hasta su consecuencia final, y esa conse de una puerta de una sola hoja, y la mitad superior es enreja
cuencia es el clavo. Dije que tenía la apariencia de su com da, o trabajada a manera de celosía, por lo cual ofrece un ex
pañero de la otra ventana, pero esto no era tan decisivo si se celente agarradero para las manos. En el presente caso, esos
considera que en aquel punto se acababa toda mi pista. De postigos tienen un ancho de tres pies y medio. Cuando los vi
be haber un defecto en ese clavo, pensé. Lo toqué, y su cabe mos desde la parte trasera de la casa, estaban los dos abiertos
za, con casi un cuarto de pulgada de su espiga, se me quedó casi hasta la mitad, formando ángulo recto con la pared. Es
entre los dedos; el resto de la espiga seguía en el orificio ba muy posible que la policía haya examinado la parte trasera del
rrenado. Esta espiga era muy antigua, sus bordes se encontra edificio, y si lo ha hecho, al mirar aquellas fe,rades, no ha re
ban impregnados de herrumbre. y era fácil comprender que parado en su gran anchura; no le ha dado la debida importan
el cl o había sido arreglado de un martillazo que hundió una cia. En realidad, cuando se convencieron de que la fuga no
��
porcion de la cabeza en la superficie del bastidor. Coloqué podía efectuarse por ese lado, no le concedieron sino un exa
otra e quella parte en el sitio de donde la había separado, men superficial. Para mí, en cambio, era muy claro que el pos
� � �
s sim1htud con un c!avo perfecto fue completa; la fisura era
r � _ tigo de la ventana, en la cabecera de la cama, si se abría
mvisible. Luego presioné el resorte, levanté suavemente el totalmente, llegaría a unos dos pies de la cadena del pararra
� astidor una pulgada, y la cabeza de clavo subió junto con yos. También era evidente que con un valor y una agilidad ex
este, quedando la otra parte en su agujero. Bajé el bastidor, traordinarias, era factible entrar en esa habitación, por esa
95
94