Page 69 - Narraciones extraordinarias
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LOS ASESINATOS DE LARUE MORGUE
¿Qué canción las sirenas cantaron, o qué nom
bre tomó Aquiles cuando se escondió entre las
mujeres? Aunque estos sean problemas arduos,
no se hallan fuera del alcance de toda conjetu
ra.
Sir Thomas Brown. El entie,ro en la urna.
Las condiciones mentales que suelen juzgarse como analíti
cas son, en sí mismas, muy difíciles de analizar. Las aprecia
mos únicamente por sus efectos. Conocemos de ellas, entre
otras cosas, que son siempre para quien las posee en alto gra
do, fuente de grandes goces. Así como hay hombres que se
entusiasman con sus aptitudes físicas, el analizador se deleita
con la actividad intelectual que se ejerce al desembrollar, y ob
tiene placer hasta de las más triviales ocupaciones que ponen
en juego su talento. Se fascina con los enigmas, los acertijos,
los jeroglíficos, y muestra, en las soluciones de cada uno, un
grado de agudeza que al vulgo le parece penetración sobre
natural. Sus resultados, logrados por su solo espíritu y por la
esencia de su método, adquieren todo el aspecto de una in
tuición. La facultad de resolución es acaso muy vigorizada por
los estudios matemáticos, y especialmente en esa impor
tantísima rama de estos que, impropiamente y sólo teniendo
en cuenta sus operaciones previas, ha sido llamada como por
excelencia: análisis. Sin embargo, calcular no es en sí analizar.
Un jugador de ajedrez, por ejemplo, hace lo uno sin esforzar-
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