Page 70 - Narraciones extraordinarias
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se en lo otro. De esto se desprende que el juego de ajedrez, cilios, por los cuales puede inducirlo a error, o arrastrarlo a
en sus efectos sobre la mente, está mal comprendido. No, yo calcular equivocadamente.
no estoy escribiendo aquí un tratado, sino prolongando una El whisi* ha sido señalado siempre por su influencia en lo
narración bastante singular, con observaciones hechas a la li que se llama facultad analítica, y se ha visto a hombres del ma
gera. Pero aprovecharé esta ocasión para afirmar que las más yor grado de inteligencia, que han hallado en él, a primera vis
altas facultades de la inteligencia reílexiva, trabajan más de ta, un deleite inexplicable, olvidando al ajedrez por
cididamente y, con más provecho, en el modesto juego de da superficial. Y no hay duda de que no existe otro juego que
mas, que en la primorosa superficialidad del ajedrez. En éste, ejercite tanto la capacidad de análisis. El mejor jugador de
donde las piezas tienen diversos y rebuscados movimientos, ajedrez, puede llegar a ser, con el tiempo, poco más que el
con diferentes y variables valores, lo que sólo es complicado mejor jugador de ajedrez. En tanto que la pericia del whist im
se toma erróneamente por profundo. La atención trabaja plica talento para el éxito en todas las empresas en que la in
aquí poderosamente; si flaquea un instante se comete una ne teligencia lucha con la inteligencia. Al hablar de pericia, me
gligencia cuyo resultado es retroceso o derrota. Como los mo refiero a la perfección en un debate que incluye una compren
vimientos no son solamente muchos, sino intrincados, las sión de todas las fuentes de donde pueda derivarse una ven
probabilidades de descuidarse se multiplican, y en nueve ca taja legítima. Estas fuentes son multiformes, y residen en
sos de diez, el que triunfa es el jugador con más capacidad de recónditos lugares del pensamiento, completamente inacce
concentración, y no el más perspicaz. En las damas, por el con sibles para el entendimiento vulgar. Observar atentamente es
trario, los movimientos son únicos y con poquísima variación, recordar distintamente, y en cuanto a esto, el jugador de aje
y como, por consiguiente, la atención queda relativamente drez lo hará muy bien en el whist, ya que las reglas de Hoyle,
basadas a su vez en el puro mecanismo del juego, son suficien
desocupada, las ventajas obtenidas por cada una de las partes temente comprensibles. Así, el poseer una buena memoria, y
resultan de una perspicacia superior. Para ser menos abstrac proceder según el libro, son puntos comúnmente considera
to, supongamos un juego de damas donde las piezas quedan dos como el total cumplimiento de un buen jugador. Pero es
reducidas a cuatro reinas, y en el que no pueden tenerse dis en problemas que están fuera de los límites de las reglas, don
tracciones. Es evidente que en este caso, estando los adver de se demuestra la agudeza del que analiza. Efectúa en silen
sarios en completa igualdad de condiciones, la victoria sólo es cio múltiples observaciones. Tal vez lo hacen también sus
decidida por un movimiento calculado, que resulta de un es adversarios, pero la diferencia en lo extenso de la informa
fuerzo de la inteligencia. Privado de los recursos ordinarios, ción obtenida, no residirá tanto en la ilación como en la cali
el analizador penetra en el espíritu de su contrincante, se dad de lo observado. Nuestro jugador no se circunscribe al
identifica con él, y, con no poca frecuencia, descubre de una
ojeada los únicos procedimientos, a veces absurdamente sen- • Whist: juego de naipes, cartas. (N. del E.)
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