Page 293 - Hamlet
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HAMLET.- Pero es menester que lo juréis.

                       HAMLET.- Os doy mi palabra de no decirlo.

                       MARCELO.- Yo os prometo lo mismo.

                       HAMLET.- Sobre mi espada.

                       MARCELO.- Ved que ya lo hemos prometido.

                       HAMLET.- Sí, sí, sobre mi espada.

                       LA SOMBRA.- Juradlo.

                       HAMLET.- ¡Ah! ¿Eso dices?.. ¿Estás ahí hombre de bien?.. Vamos: ya le oís hablar en
                  lo profundo ¿Queréis jurar?

                       HORACIO.- Proponed la fórmula.

                       HAMLET.- Que nunca diréis lo que habéis visto. Juradlo por mi espada.

                       LA SOMBRA.- Juradlo.

                       HAMLET.- ¿Hic et ubique? Mudaremos de lugar. Señores, acercaos aquí: poned otra
                  vez las manos en mi espada, y jurad por ella, que nunca diréis nada de esto que habéis oído
                  y visto.

                       LA SOMBRA.- Juradlo por su espada.

                       HAMLET.- Bien has dicho, topo viejo, bien has dicho... Pero ¿cómo puedes taladrar con
                  tal prontitud los senos de la tierra, diestro minador? Mudemos otra vez de puesto, amigos.

                       HORACIO.- ¡Oh! Dios de la luz y de las tinieblas, ¡qué extraño prodigio es éste!

                       HAMLET.- Por eso como a un extraño debéis hospedarle y tenerle oculto. Ello es,
                  Horacio, que en el cielo y en la tierra hay más de lo que puede soñar tu filosofía. Pero venid
                  acá y, como antes dije, prometedme (así el Cielo os haga felices) que por más singular y
                  extraordinaria que sea de hoy más mi conducta (puesto que acaso juzgaré a propósito
                  afectar un proceder del todo extravagante) nunca vosotros al verme así daréis nada a
                  entender, cruzando los brazos de esta manera, o haciendo con la cabeza este movimiento, o
                  con frases equívocas como: sí, sí, nosotros sabemos; nosotros pudiéramos, si quisiéramos...
                  si gustáramos de hablar, hay tanto que decir en eso; pudiera ser que... o en fin, cualquiera
                  otra expresión ambigua, semejante a éstas, por donde se infiera que vosotros sabéis algo de
                  mí. Juradlo; así en vuestras necesidades os asista el favor de Dios. Juradlo.

                       LA SOMBRA.- Jurad.
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