Page 292 - Hamlet
P. 292
HORACIO.- ¿Qué noticias nos dais?
HAMLET.- ¡Oh! Maravillosas.
HORACIO.- Mi amado señor, decidlas.
HAMLET.- No, que lo revelaréis.
HORACIO.- No, yo os prometo que no haré tal.
MARCELO.- Ni yo tampoco.
HAMLET.- Creéis vosotros que pudiese haber cabido en el corazón humano... Pero
¿guardaréis secreto?
LOS DOS.- Sí señor, yo os lo juro.
HAMLET.- No existe en toda Dinamarca un infame..., que no sea un gran malvado.
HORACIO.- Pero, no era necesario, señor, que un muerto saliera del sepulcro a
persuadirnos esa verdad.
HAMLET.- Sí, cierto, tenéis razón, y por eso mismo, sin tratar más del asunto, será bien
despedirnos y separarnos; vosotros a donde vuestros negocios o vuestra inclinación os
lleven..., que todos tienen su inclinaciones, y negocios, sean los que sean; y yo, ya lo
sabéis, a mi triste ejercicio. A rezar.
HORACIO.- Todas esas palabras, señor, carecen de sentido y orden.
HAMLET.- Mucho me pesa de haberos ofendido con ellas, sí por cierto, me pesa en el
alma.
HORACIO.- ¡Oh! Señor, no hay ofensa ninguna.
HAMLET.- Sí, por San Patricio, que sí la hay y muy grande, Horacio... En cuanto a la
aparición... Es un difunto venerable... Sí, yo os lo aseguro... Pero, reprimid cuanto os fuese
posible el deseo de saber lo que ha pasado entre él y yo. ¡Ah! ¡Mis buenos amigos! Yo os
pido, pues sois mis amigos y mis compañeros en el estudio y en las armas, que me
concedáis una corta merced.
HORACIO.- Con mucho gusto, señor, decid cual sea.
HAMLET.- Que nunca revelaréis a nadie lo que habéis visto esta noche.
LOS DOS.- A nadie lo diremos.