Page 298 - Hamlet
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CLAUDIO.- Bienvenido, Guillermo, y tú también querido Ricardo. Además de lo
                  mucho que se me dilataba el veros, la necesidad que tengo de vosotros me ha determinado a
                  solicitar vuestra venida. Algo habéis oído ya de la transformación de Hamlet. Así puedo
                  llamarla, puesto que ni en lo interior, ni en lo exterior se parece nada al que antes era; ni
                  llego a imaginar que otra causa haya podido privarle así de la razón, si ya no es la muerte
                  de su padre. Yo os ruego a entrambos, pues desde la primera infancia os habéis criado con
                  él, y existe entre vosotros aquella intimidad nacida de la igualdad en los años y en el genio,
                  que tengáis a bien deteneros en mi corte algunos días. Acaso el trato vuestro restablecerá su
                  alegría, y aprovechando las ocasiones que se presenten, ved cuál sea la ignorada aflicción
                  que así le consume para que descubriéndola, procuremos su alivio.

                       GERTRUDIS.- Él ha hablado mucho de vosotros, mis buenos señores, y estoy segura de
                  que no se hallaran otros dos sujetos a quienes él profese mayor cariño. Si tanta fuese
                  vuestra bondad que gustéis de pasar con nosotros algún tiempo, para contribuir al logro de
                  mi esperanza; vuestra asistencia será remunerada, como corresponde al agradecimiento de
                  un Rey.

                       RICARDO.- Vuestras Majestades tienen soberana autoridad en nosotros, y en vez de
                  rogar deben mandarnos.

                       GUILLERMO.- Uno y otro obedeceremos, y postramos a vuestros pies con el más puro
                  afecto el celo de serviros que nos anima.

                       CLAUDIO.- Muchas gracias, cortés Guillermo. Gracias, Ricardo.

                       GERTRUDIS.- Os quedo muy agradecida, señores, y os pido que veáis cuanto antes a
                  mi doliente hijo. Conduzca alguno de vosotros a estos caballeros, a donde Hamlet se halle.

                       GUILLERMO.- Haga el Cielo que nuestra compañía y nuestros conatos puedan serle
                  agradables y útiles.

                       GERTRUDIS.- Sí, amén.






                  Escena IV




                  CLAUDIO, GERTRUDIS, POLONIO, acompañamiento.
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