Page 57 - Historia de una gaviota y del gato que le enseño a volar - 6° - Septiembre
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La joven gaviota avanzó un poco más rápido.
—¡Ahora extienda los puntos c y d! —instruyó Sabelotodo.
Afortunada extendió las alas mientras avanzaba.
—¡Ahora levante el punto e! —ordenó Sabelotodo.
Afortunada elevó las plumas de la rabadilla.
—¡Y ahora, mueva de arriba abajo los puntos c y d para empujar
el aire hacia abajo y simultáneamente encoja los puntos a y b! —
instruyó Sabelotodo.
Afortunada batió las alas, encogió las patas, se elevó un par de
palmos, pero de inmediato cayó como un fardo.
De un salto los gatos bajaron de la estantería y corrieron hacia
ella. La encontraron con los ojos llenos de lágrimas.
—¡Soy una inútil! ¡Soy una inútil! —repetía desconsolada.
—Nunca se vuela al primer intento, pero lo conseguirás. Te lo
prometo —maulló Zorbas lamiéndole la cabeza.
Sabelotodo trataba de encontrar el fallo revisando una y otra vez
la máquina de volar de Leonardo.
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