Page 49 - Quique Hache Detective
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privado para buscar a Cachito,  eso es querer
 mucho al equipo.
 Al  parecer no sabía  de la cláusula del                  <
 testamento de don Chemo Gallardo que obli­
 gaba  a  ganar.  Pensé  comentárselo  porque  el
 viejo me caía bien,  pero después decidí guar­
 dar el secreto profesional.
 La oficina de Gavilán estaba empape­
 lada de fotografías.  En una aparecía Home­
 ro Gavilán abrazado con Elías Figueroa y  en
 otra abrazado  con  Carlos  Caszely.  El  entre­
 nador  se dio  cuenta de que  miraba esos re­
 tratos.
 -Don Elías  y  Carlitos  -dijo  con una
 sonrisa de satisfacción-. Yo les enseñé a jugar
 a  la  pelota.  Durante  años  fui  asistente  de
 grandes  técnicos,  pero  nunca  conseguí  que
 me dieran a mí la oportunidad para dirigir un
 club profesional.  Al  menos,  me queda  la sa­
 tisfacción de haber formado jugadores.
 -No soy bueno para la pelota -dije sin
 saber por qué.
 -El fútbol hay que vivirlo, no se apren­
 de en ninguna universidad.  No hay  nada que
 aprender,  ¿sabe por qué?
 -No.
 -Dígame,  ¿qué ciencia puede existir en
 correr  detrás  de  una  pelota?  Ninguna.  O  se


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