Page 48 - Quique Hache Detective
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privado para buscar a Cachito,  eso es querer
              mucho al equipo.
                     Al  parecer no sabía  de la cláusula del                                                                   <
              testamento de don Chemo Gallardo que obli­
              gaba  a  ganar.  Pensé  comentárselo  porque  el
              viejo me caía bien,  pero después decidí guar­
              dar el secreto profesional.
                     La oficina de Gavilán estaba empape­
              lada de fotografías.  En una aparecía Home­
              ro Gavilán abrazado con Elías Figueroa y  en
              otra abrazado  con  Carlos  Caszely.  El  entre­
              nador  se dio  cuenta de que  miraba esos re­
              tratos.
                     -Don Elías  y  Carlitos  -dijo  con una
              sonrisa de satisfacción-. Yo les enseñé a jugar
              a  la  pelota.  Durante  años  fui  asistente  de
              grandes  técnicos,  pero  nunca  conseguí  que
              me dieran a mí la oportunidad para dirigir un
              club profesional.  Al  menos,  me queda  la sa­
              tisfacción de haber formado jugadores.
                     -No soy bueno para la pelota -dije sin
              saber por qué.
                     -El fútbol hay que vivirlo, no se apren­
              de en ninguna universidad.  No hay  nada que
              aprender,  ¿sabe por qué?
                     -No.
                     -Dígame,  ¿qué ciencia puede existir en
              correr  detrás  de  una  pelota?  Ninguna.  O  se


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