Page 143 - Quique Hache Detective
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Mi mamá quería irse, pero mi papá se negaba   años atrás, había destacado como arquero en
 porque todo ese acto le recordaba sus años en   el equipo del pueblo.
 la universidad,  cuando iba a las peñas y can­  Después  de  preguntar  sin  suerte  por
 taba canciones de Violeta Parra.  Sofía era la   todo San José, nos sugirieron que habláramos
 más aburrida, aunque más tarde se entretuvo   con  don  Reinaldo,  el  hombre  más  viejo  del
 cuando  llegaron unos suizos  muy rubios,  de   lugar.  Los  sábados  se  sentaba en una  de  las
 ojos claros, con shorts y bototos de montañis­  graderías del Estadio Municipal o los pasaba
 ta.  Eran  suizos  ecológicos  y  aplaudían,  aun­  calentándose al sol en la plaza.  Lo encontra­
 que  no  entendían  el  idioma.  A  uno  de  los   mos en la plaza. Nos habían advertido que es­
 suizos Sofía le dio el teléfono de la casa.  Du­  taba un poco sordo,  por lo que dejamos que
 rante las semanas que el suizo permaneció en   Charo  se encargara.  Después  de  los  saludos
 Chile,  llamó regularmente a Sofía por teléfo­  ella fue al punto:
 no, aunque era poco lo que hablaban o se en­  -Buscamos  a  Cacho  Ramírez,  don
 tendían,  el suizo sólo sabía hablar  su idioma   Reinaldo, usted debe acordarse, fue el arque­
 y mi hermana el suyo. Alguien, que sin duda   ro  de la  selección  de San José  hace  algunos
 no quería mucho al suizo, le había enseñado la   años.
 única palabra en castellano que sabía y repetía   Don  Reinaldo  sonreía  como  abuelo,
 a cada rato:  «un poquito». Siempre respondía   llevaba unos lentes  Ray-Ban muy modernos,
 lo mismo:  «un poquito»,  no importaba lo que   con los que miraba directamente al sol levan­
 se le preguntara.   tando el mentón.
 San José, ese sábado de verano, se veía   -Señorita, si es tan amable de decirme
 tranquilo,  reposado,  como todo pueblo chi­  el apellido de ese José tal vez pueda ayudarla.
 co,  con la cordillera detrás como el único de   -Me refiero a un arquero de San José.
 sus  edificios.  Nos  dividimos  los  cuatro  para   -Perdóneme  entonces,  es  la  sordera.
 preguntar por Cacho Ramírez.   Antes yo escuchaba de todo,  pasaba un auto
 Resultó  que  Ramírez  había  por  todas   por  allá abajo y  sin  mirarlo  siquiera sabía la
 partes en San José y sus alrededores.  El único   marca, hasta si era argentino o chileno. No se
 dato que conseguimos fue que Cacho, algunos   ría, lo sabía porque los argentinos aceleran a


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