Page 142 - Quique Hache Detective
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Mi mamá quería irse, pero mi papá se negaba años atrás, había destacado como arquero en
porque todo ese acto le recordaba sus años en el equipo del pueblo.
la universidad, cuando iba a las peñas y can Después de preguntar sin suerte por
taba canciones de Violeta Parra. Sofía era la todo San José, nos sugirieron que habláramos
más aburrida, aunque más tarde se entretuvo con don Reinaldo, el hombre más viejo del
cuando llegaron unos suizos muy rubios, de lugar. Los sábados se sentaba en una de las
ojos claros, con shorts y bototos de montañis graderías del Estadio Municipal o los pasaba
ta. Eran suizos ecológicos y aplaudían, aun calentándose al sol en la plaza. Lo encontra
que no entendían el idioma. A uno de los mos en la plaza. Nos habían advertido que es
suizos Sofía le dio el teléfono de la casa. Du taba un poco sordo, por lo que dejamos que
rante las semanas que el suizo permaneció en Charo se encargara. Después de los saludos
Chile, llamó regularmente a Sofía por teléfo ella fue al punto:
no, aunque era poco lo que hablaban o se en -Buscamos a Cacho Ramírez, don
tendían, el suizo sólo sabía hablar su idioma Reinaldo, usted debe acordarse, fue el arque
y mi hermana el suyo. Alguien, que sin duda ro de la selección de San José hace algunos
no quería mucho al suizo, le había enseñado la años.
única palabra en castellano que sabía y repetía Don Reinaldo sonreía como abuelo,
a cada rato: «un poquito». Siempre respondía llevaba unos lentes Ray-Ban muy modernos,
lo mismo: «un poquito», no importaba lo que con los que miraba directamente al sol levan
se le preguntara. tando el mentón.
San José, ese sábado de verano, se veía -Señorita, si es tan amable de decirme
tranquilo, reposado, como todo pueblo chi el apellido de ese José tal vez pueda ayudarla.
co, con la cordillera detrás como el único de -Me refiero a un arquero de San José.
sus edificios. Nos dividimos los cuatro para -Perdóneme entonces, es la sordera.
preguntar por Cacho Ramírez. Antes yo escuchaba de todo, pasaba un auto
Resultó que Ramírez había por todas por allá abajo y sin mirarlo siquiera sabía la
partes en San José y sus alrededores. El único marca, hasta si era argentino o chileno. No se
dato que conseguimos fue que Cacho, algunos ría, lo sabía porque los argentinos aceleran a
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