Page 58 - Alicia en el país de las maravillas
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Alicia cogió al nene con alguna dificultad, porque era una
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               Al decir estas palabras, empezó a acunar de nuevo al ne-            criatura de una forma más bien extraña y que agitaba los bra­
                                           .
            ne, cantándole una especie de canción de cuna y dándole una            zos y las piernas en todas direcciones "igual que una estrella
            violenta sacudida al final de cada verso:                              de mar", pensó Alicia. La pobre criatura resollaba como una
                                                                                   máquina a vapor cuando la tornó, y se encogía y estiraba al
                      Hay que reñir al pequeño                                     mismo tiempo, así es que en los primeros instantes casi resul­
                      cuando comienza a llorar                                     taba imposible sostenerla.
                      en vez de coger el sueño,                                        Tan pronto como había encontrado la forma apropiada
                     pues lo hace por molestar.                                    para acunar al nene ( que era doblándolo corno en una espe­
                                                                                   cie de nudo, manteniendo el pie izquierdo muy pegado a la
                             iAy, ay, ay!                                          oreja derecha para evitar que:; se siguiera cóntorsionando ), lo
                                                                                   sacó a pasear al aire fresco.
                (Este coro era en compañía del nene y de la cocinera).                 "Si yo no me llevo esta criatura conmigo  -pensó Ali­
                Mientras la duquesa cantaba el segundo verso de la can­            cia-, la van a matar dentro de uno  o dos días.  lNo sería un
            ción, continuaba agitando al nene violentamente de arriba              crimen dejarla?"
            abajo, y la pobre criatura chillaba tanto, que Alicia casi no             Estas últimas palabras las dijo en voz alta, y el nene, en·
            podía oír lo que la mujer decía:                                       respuesta, lanzó un gruñido (ya había dejado de estornudar).
                                                                                       -No gruñas -dijo Alicia-; esa no es manera de expre­
                      Cuando estornuda el chiquillo                                sarse.
                      le doy una buena tienta,                                        El nene gruñó de nuevo y la muchacha lo miró ansiosa­
                      pues ya le gusta al muy pillo                                mente a la cara para adivinar cuál era el motivo de su enojo.
                      abusar de la pimienta.                                       No había duda de que la criatura tenía la nariz muy respingo­
                                                                                   na, mucho más parecida a un hocico·que a una nariz normal;
                              iAy, ay, ay!                                         además, sus ojos eran exageradamente pequeños para un ne­
                                                                                   ne y con una mirada que a Alicia no le gustaba en absoluto.
                -Venga usted a acunar al niño un momento, si quiere                   "Tal vez sea porque está llorando", pensó la muchacha,
             -dijo la duquesa, dirigiéndose a Alicia y tirándole al nene           y miró al niño para descubrir si en sus ojos había huellas de
             por el aire-. Yo debo ir a arreglarme para jugar croquet con          lágrimas.  Le dijo entonces a la criatura con tono muy serio:
             la reina.                                                                 -No, no hay lágrim�s ... Si piensas convertirte en un cer­
                 Con estas palabras salió corriendo de la habitación. La           do, quiere decir que terminará nuestra amistad. iCuidado!
             cocinera le disparó una sartén a la espalda, pero no alcanzó             El pobre chico lloró de nuevo ( o chilló; en realidad, re-
             a pegarle.

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