Page 62 - Alicia en el país de las maravillas
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-Yo no llamo gruñir a lo que haces; lo llamo ronronear               Y esta vez desapareció muy lentamente, empezando con
             -dijo Alicia.                                                        el extremo de la cola y terminando con su sonrisa. En reali­
                 -Llámalo como quieras -respondió el minino, y desa-              dad, la sonrisa permaneció viéndose mucho rato después que
             pareció.                                                             todo lo demás del gato había desaparecido.
                Alicia no podía sorprenderse mucho de esto, porque ya                 "iVamos, vamos, he visto muy a menudo gatos sin sonri­
             estaba acostumbrándose a que  sucedieran cosas extrañas.             sas, pero sonrisas sin gatos no había visto nunca! iEs lo más
             Mientras se quedaba silenciosa mirando el sitio donde antes          curioso que yo hubiera podido imaginar en la vida!", pensó
             estaba el animal, éste apareció súbitamente de nuevo.                Alicia.
                -iVamos por partes! lDónde has dejado al nene? Casi                   No había avanzado mucho, cuando se presentó ante su
             me olvidé de preguntártelo.                                          vista la casa de la liebre de marzo. Pensó que tenía que ser
                -Se convirtió en un cerdo -respondió Alicia con toda              ésa no más la casa, porque las'chímencas se levantaban igual
             tranquilidad  y en la misma forma en que habría respondido           que orejas y el techo estaba cubierto de piel. Era una casa tan
             si el gato se hubiera presentado naturalmente.                       grande, que la muchacha no se atrevió a aproximarse más has­
                 -iYa me lo imaginaba! -replicó el gato, desaparecien­            ta que no hubo comido otro poco del pedazo de hongo que
             do de nuevo.                                                         tenía en la mano izquierda, con lo cual alcanzó una estatura
                Alicia aguardó un momento, esperando vagamente a que              de más o menos sesenta centímetros. Aun así siguió avanzan­
             el animal apareciera de nuevo, pero no fue así. Después de           do más bien con timidez, diciéndose para sus adentros:
             uno o dos minutos decidió encaminarse hacia: donde decía                 "lQué sería si esa gen te estuviera loca en realidad? i Creo
             que vivía la liebre de marzo.                                        que casi hubiera sido preferible que visitara al sombrerero en
                "He conocido varios sombrereros -pensó -, así es que              lugar de la liebre de marzo!"
             esa  liebre me parece mucho más interesante, y como estamos
             en mayo y no en marzo, tal vez se encuentre en su sano jui­
             cio."
                Mientras decía esto, miró hacia arriba y volvió a ver al ga­
             to sentado en la rama de un árbol.
                -lHas dicho que se convirtió en un cerdo? -preguntó
             el animal.
                -Sí, te he dicho que en un cerdo -replicó Alicia-, y
             ojalá no continúes apareciendo y desapareciendo tan repen­
             tinamente. Me mareas ...
                 -Perfectamente -contestó el gato.



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