Page 51 - Alicia en el país de las maravillas
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vos, debo además estar atenta contra las serpientes de noche   quiere decir que son una clase de serpientes. iEso es todo lo
 y de día! iHace tres semanas que no he podido pegar siquie­  que puedo decir!
 ra los ojos!   Esta idea resultaba tan nueva para Alicia, que tuvo que
 -Siento mucho que haya tenido usted que soportar tan­  guardar silencio durante algunos instantes, lo cual le propor­
 tas molestias -dijo compasivamente Alicia, que empezaba a   cionó a la paloma ocasión de agregar:
 comprender el significado de las quejas de la paloma.   -Yo sé perfectamente que andas en busca de huevos, l y
 .:_Apenas me he cobijado en el árbol más alto del bosque   .  entonces qué me importa a mí que seas una niña o una ser-
 -continuó lamentándose la paloma, levantando la voz has­  piente?
 ta convertirla en una chillido -, y apenas creo que, por fin,  -Pero a mí sí me importa mucho -se apresuró a asegu­
 estoy libre de ellas, resulta que aparecen las serpientes, re­  rar Alicia-. No pienso en andar buscando huevos como tú
 torciéndose por el aire, como si cayeran del cielo. iQué ho-  crees, y aunque así fuera, no tocaría los tuyos. iNo me gustan
 rror!  los huevos crudos!
 -iPero yo le aseguro que no soy una serpiente! -insis­  -iBasta, vete de una vez! -ordenó con tono agriado la
 tió Alicia -. Soy una ... una ...   paloma, mientras se instalaba de nuevo ensu nido.
 -lY bien, qué eres tú? -preguntó la paloma-. Veo  Alicia se agachó entre los árboles tanto como pudo, por­
 que tratas de inventar algo.   que el cuello se le enredaba en las ramas. De cuando en cuan­
 -Soy ... soy una niña -declaró Alicia con tono más bien  do debía arrancar o quebrar alguna rama. Después de un rato
 dudoso, recordando el gran número de cambios que había ex­  recordó que aún le quedaban en las manos algunos pequeños
 perimentado el mismo día.   pedazos del hongo y, con mucho cuidado, empezó a comérse­
 -iEstá muy bueno eso como historia! -repuso la palo­  los, mordiendo primero los de una mano y luego los de la otra,
 ma con un tono de profundo desprecio -. En mis tiempos,   de manera que en unos momentos crecía y en otros se achi­
 he tenido ocasión de ver muchas niñas, pero jamás me ha to­  caba, hasta que logró recuperar su estatura normal.
 cado conocer a ninguna que tenga un cuello como el tuyo ...   Hacía ,fanto tiempo que había dejado de tener su talla
 iNo, no! Eres una serpiente y no sacas nada con negarlo. Su­  acostumbraba, que al principio se sintió bastante rara, pero
 pongo que ahora piensas asegurarme que jamás has probado   al cabo de unos cuantos minutos se acostumbró y empezó a
 un huevo.   hablar consigo  misma, como de costumbre:
 -iNaturalmente que he comido huevos! -contestó la  "iVamos, ya he conseguido realizar la mitad de mis pla­
 muchacha, siempre dispuesta a decir la verdad-, pero todas   nes! iQué desconcertantes me parecen todos estos cambios!
 las niñas comen tantos huevos como las serpientes, tú lo sa­  Sin embargo, he recuperado mi tamaño normal. La próxima
 bes muy bien.   cosa que me corresponde hacer es lograr entrar a aquel lin­
 -iNo lo creo! -repuso la paloma-; pero si lo hacen,  do jardín. lCómo conseguirlo, me pregunto?"


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