Page 49 - Alicia en el país de las maravillas
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-Del hongo -respondió la oruga, igual que si la mucha­  "lQué podrá ser toda esa cosa verde? -se preguntó-.
 cha hubiera hecho la pregunta en voz alta. Un momento des­  ¿y a dónde se habrán ido mis hombros? iOh, mis pobres ma­
 pués se había perdido de vista.   nos, no puedo verlas siquiera!" Junto con decir esas palabras,
 Alicia se quedó mirando pensativa y contempló el hongo   sentía que agitaba las manos, pero todo lo que conseguía era
 durante un minuto, tratando de descubrir cuáles eran los dos   que se estremecieran las verdes y distantes hojas.
 lados que tenía. Pero el problema era difícil, porque en reali­  Como comprendió que no era posible poderse llevar las
 dad el hongo era perfectamente redondo. Sin embargo, se de­  manos a la cabeza, trató de bajar la cabeza hasta ellas y se sin­
 cidió finalmente a estirar los brazos todo cuanto le fue posible   tió encantada al advertir que podía doblar el cuello fácilmen­
 hasta lograr coger un pedazo  de hongo con cada mano.   te, en cualquier dirección, igual que una serpiente. Había
 "lY ahora cuál es cuál?", se dijo la muchacha,y probó un   logrado doblarlo graciosamente en una onda e iba a sumer­
 pedacito de la mano derecha para ver qué efecto le producía:   girlo entre las verdes hojas, que resultaron ser nada menos
 isintió entonces un terrible golpe en la barba! iHabía topado   que las. copas de los mismos árboles bajo los cuales había es­
 los pies!   tado vagando, cuando un agudo silbido la hizo retroceder
 Bastante asustada con este súbito cambio, comprendió   apresuradamente: una gran paloma había volado hasta su ca­
 que no había tiempo que perder porque se achicaba rápida­  ra y movía violentamente las alas;
 mente, así es que se apresuró a remediar la situación, co­  -iUna serpiente! -chilló la paloma.
 miéndose un poco de la otra porción. Pero tenía la barba tan   -Yo  no  soy una  serpiente  -repuso indignada Ali-
 pegada a los pies, que resultaba sumamente difícil abrir la bo­  cia-. iDéjeme tranquila!
 ca; no obstante, lo consiguió al fin y se las arregló para tragar   -iHe dicho serpiente! -repitió la paloma, pero ya con
 una mascada de la mano izquierda.   un tono más suave. Luego agregó lastimeramente-: Lo he
        tratado todo sin poder conseguir nada ...
 *         -No te!}go la menor idea a qué se refiere usted -de­
        claró la muchacha.
 "iVamos, por fin siento que puedo mover la cabeza co­  -He ensayado la protección de las raíces de los árboles,
 mo me plazca!", exclamó Alicia llena de alegría, pero su feli­  de las orillas de los ríos y de los setos -continuó diciendo la
 cidad se transformó inmediatamente en alarma cuando se dio   paloma, sin preocuparse de Alicia -, i pero no hay forma de
 cuenta de que no podía encontrarse los hombros. Lo único   escapar de esas malditas serpientes!
 que vio, al mirar hacia abajo, fue un pedazo larguísimo de cue­  Alicia estaba cada vez más confundida, pero pensó que
 llo que parecía levantarse igual que en un tallo, en medio de   no sacaba nada con hablar hasta que la paloma hubiese ter­
 un  mar  de  hojas  verdes  que  crecían  alla  a una  gran  dis­  minado de hacer su queja.
 tancia.    -iComo si ya no fuese bastante trabajo empollar los hue-


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