Page 51 - Papelucho - 3° - Julio
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El pobrecito se le subió por la sotana al Padre Carlos y el Padre dio un salto
y el ratoncito casi se aturdió con el golpe, pero siguió corriendo y empezó el
Mocho a perseguirlo con la escoba, hasta que lo mató. Nosotros nos quedamos
mudos, pero a mí me dio tanta pena que no pude ni almorzar y después tuve que
revolver todo el tarro de la basura para poderlo encontrar. Y lo habría
embalsamado si no hubiera tenido sangre. Pero, así como estaba, preferí
enterrarlo y hacerle una sepultura en el jardín. Me da arrepentimiento que me lo
hayan regalado para venir a morir asesinado cuando era tan feliz con los Soto. Yo
le escribiría a Jacinto para contarle, pero no sé su dirección.
Mayo 5
Esta noche, cuando subimos a acostarnos, encontré debajo de mi
almohada un papelito que decía: "Ven esta noche al gimnasio. Es un
asunto que te interesa. No averigües y ven callado. Te espero a las 11".
El papel no tenía firma y era de cualquier cuaderno y la letra era
imitando imprenta. La cuestión es que yo pensé que si no iba me
creerían cobarde, y también pensé que todos habían recibido el mismo
papelito, pero como había que callarse nadie hablaba de él. Así es que,
aunque me daba susto salir del dormitorio cuando todos parecían
durmiendo, de todas maneras me levanté, me puse el pantalón y la
chomba y fui al gimnasio. No había nadie y esperé un buen rato,
tratando de bajar los pelos que se me paraban un poco. Por fin me
convencí que era una broma y volví al dormitorio. Cuando llegué, vi que
había tres chiquillos encima de mi cama, leyendo mi diario, pero fue
tanta mi rabia, que no alcancé a darme mucha cuenta de quiénes eran.
En todo caso vi a Urquieta meterse en su cama, porque duerme en la
cama de al lado.
Me fui donde él para pegarle, pero él se hizo el dormido y, aunque lo remecí
y lo sacudí, no conseguí despertarlo para darle lo que se merecía. En todo caso,
no era sueño mío lo de que estaban leyendo mi diario, porque el pobre estaba
tirado en mi cama, abierto y con las hojas arrugadas. Esta es una canallada que
me han hecho y mañana voy a desquitarme. Lo primero que tengo que hacer es
saber quién me escribió ese papel, porque ése es el que inventó esto.
Mayo 6
Le conté a Gómez lo de anoche y a él se le ocurrió que para agarrar al
malhechor inventáramos de hacer una revista con letra de imprenta y no decir ni
una palabra de lo que pasó.
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