Page 56 - Papelucho - 3° - Julio
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—Lo entregaría a la policía.

                        —Sí, pero antes de eso.
                        —¿Cómo antes de eso?
                        —Por ejemplo, si él estuviera escondido en el colegio, después de todo, y
                  usted se topara cara a cara con él. Y si él se le viniera encima con un enorme
                  cuchillo, ¿qué haría usted?

                        —Echaría a correr, supongo. Para eso soy bueno...
                        —Pero mejor sería tener una pistola, ¿verdad?
                        —Y aún mejor sería no encontrarlo.

                        —Es que yo creo que lo va a encontrar —dijo Gómez, asustado.
                        —¿Pero por qué crees tú eso?
                        Yo consulté a Gómez con la mirada y  él me dijo que sí con la ídem, y
                  entonces muy en secreto le dije al Mocho lo que había pasado. El Mocho se puso
                  pálido y soltó el canasto que llevaba. Entonces nos pescó de un brazo a Gómez y

                  a mí y voló con nosotros donde el rector. Pero, por suerte, había salido y entonces
                  fue donde el Padre Anselmo, que es muy santo y que no se ocupó de castigarnos
                  sino que llamó a la policía por teléfono y todos nos quedamos esperando hasta

                  que llegaron.
                        Entraron muy triunfantes con un Teniente y todo. La bodega estaba con llave
                  y los dos con Gómez no oímos la campanilla de clase y los seguimos. Calladitos
                  llegaron hasta ahí y abrieron la puerta de repente y gritaron con voz de trueno:
                  "¡Manos en alto!", pero nadie se movió.

                        Entonces empezaron a alumbrar todos los rincones con una tremenda
                  linterna y no había nada. El Teniente se volvió donde el Padre Anselmo un poco
                  enojado, pero, en ese momento, otro policía descubrió un paquete en el suelo y

                  gritó: "¡Mi Teniente!" y le pasó el paquete. El Teniente sacó su pañuelo y casi sin
                  tocarlo, lo desenvolvió y en el paquete había un cuchillo, una caja de cartuchos sin
                  uso y un montoncito de joyas.
                        Otro policía dijo entonces: "¡Por aquí escapó!", y mostró una ventanita que
                  estaba casi tapada de sacos de papas. Y la ventanita daba a la calle.

                        Pero ahora Gómez y yo estamos otra vez contentos de que haya escapado,
                  porque, cuando lo andábamos buscando, teníamos casi más ganas de no
                  encontrarlo.
                                                                                               Mayo 15

                        Resulta que todo el colegio sabe lo del Soquete y la mitad de los chiquillos
                  dicen que Gómez y yo somos unos idiotas y la otra mitad dice que no. Pero entre



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