Page 22 - Un-mundo-feliz-Huxley
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pequeño  Reuben  se  despertó  repitiendo  palabra  por  palabra  una  larga
                  conferencia  pronunciada  por  aquel  curioso  escritor  antiguo  («uno  de  los
                  poquísimos cuyas obras se ha permitido que lleguen hasta nosotros»), George
                  Bernard Shaw, quien hablaba, de acuerdo con la probada tradición de entonces,
                  de  su  propio  genio.  Para  los…  (guiño  y  risita)  del  pequeño  Reuben,  esta
                  conferencia  era,  desde  luego,  perfectamente  incomprensible,  y,  sospechando
                  que  su  hijo  se  había  vuelto  loco  de  repente,  enviaron  a  buscar  a  un  médico.
                  Afortunadamente, éste entendía el inglés, reconoció el discurso que Shaw había
                  radiado  la  víspera,  comprendió  el  significado  de  lo  ocurrido  y  envió  una
                  comunicación a las publicaciones médicas acerca de ello.
                        —El principio de la enseñanza durante el sueño, o hipnopedia, había sido
                  descubierto.
                        El DIC hizo una pausa efectista.
                        El  principio  había  sido  descubierto;  pero  habían  de  pasar  años,  muchos
                  años, antes de que tal principio fuese aplicado con utilidad.
                        —El caso del pequeño Reuben ocurrió sólo veintitrés años después de que
                  Nuestro Ford lanzara al mercado su primer Modelo T.
                        Al decir estas palabras, el director hizo la señal de la T sobre su estómago,
                  y todos los estudiantes le imitaron reverentemente.
                        Furiosamente, los estudiantes garrapateaban: «Hipnopedia, empleada por
                  primera vez oficialmente en 214 d. F. ¿Por qué no antes? Dos razones. (a)…»
                        —Estos primeros experimentos —les decía el DIC— seguían una pista falsa.
                  Los  investigadores  creían  que  la  hipnopedia  podía  convertirse  en  un
                  instrumento de educación intelectual.
                        Un niño duerme sobre su costado derecho, con el brazo derecho estirado,
                  la mano derecha colgando fuera de la cama. A través de un orificio enrejado,
                  redondo, practicado en el lado de una caja, una voz habla suavemente.
                        «El Nilo es el río más largo de África y el segundo en longitud de todos los
                  ríos del Globo. Aunque es poco menos largo que el Mississippi Missouri, el Nilo
                  es el más importante de todos los ríos del mundo en cuanto a la anchura de su
                  cuenca, que se extiende a través de 35 grados de latitud…»
                        A la mañana siguiente, alguien dice:
                        —Tommy, ¿sabes cuál es el río más largo de África?
                        El chiquillo niega con la cabeza.
                        —Pero, ¿no recuerdas algo que empieza: «El Nilo es el…?».
                        —El-Nilo-es-el-río-más-largo-de-África-y-el-segundo-en-longitud-de-
                  todos-los-ríos-del-Globo…  —Las  palabras  brotan  caudalosamente  de  sus
                  labios—. Aunque-es-poco-menos-largo-que…
                        —Bueno, entonces, ¿cuál es el río más largo de África?
                        Los ojos aparecen vacíos de expresión.
                        —No lo sé.
                        —Pues el Nilo, Tommy.
                        —¿Cuál es el río más largo del mundo, Tommy?
                        Tommy rompe a llorar.
                        —No lo sé —solloza.
                        Este  llanto,  según  explicó  el  director,  desanimó  a  los  primeros
                  investigadores. Los experimentos fueron abandonados. No se volvió a intentar
                  enseñar a los niños, durante el sueño, la longitud del Nilo. Muy acertadamente.
                  No se puede aprender una ciencia a menos que uno sepa de qué trata.
                        —Por el contrario, debían haber empezado por la educación moral —dijo el
                  director,  abriendo  la  marcha  hacia  la  puerta.  Los  estudiantes  le  siguieron,
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