Page 333 - El ingenioso caso de don Quijote de la Mancha
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un bofetón, y por poderse vengar dejó su fe; y fue tanto su valor, que, sin subir por los torpes medios

                  y caminos que los más privados del Gran Turco suben, vino a ser rey de Argel, y después, a ser

                  general de la mar, que es el tercero cargo que hay en aquel señorío. Era calabrés de nación, y

                  moralmente fue hombre de bien, y trataba con mucha humanidad a sus cautivos, que llego a tener

                  tres mil, los cuales, después de su muerte, se repartieron, como él lo dejó en su testamento, entre el
                  Gran Señor (que también es hijo heredero de cuantos mueren y entra a la parte con los más hijos

                  que deja el difunto) y entre sus renegados; y yo cupe a un renegado veneciano que, siendo grumete

                  de una nave, le cautivó el Uchalí, y le quiso tanto, que fue uno de los más regalados garzones suyos,

                  y él vino a ser el más cruel renegado que jamás se ha visto. Llamábase Azán Agá, y llegó a ser muy

                  rico, y a ser rey de Argel; con el cual yo vine de Constantinopla, algo contento, por estar tan cerca de
                  España, no porque pensase escribir a nadie el desdichado suceso mío, sino por ver si me era más

                  favorable la suerte en Argel que en Constantinopla, donde ya había probado mil maneras de huirme,

                  y ninguna tuvo sazón ni ventura; y pensaba en Argel buscar otros medios de alcanzar lo que tanto

                  deseaba, porque jamás me desamparó la esperanza de tener libertad; y cuando en lo que fabricaba,

                  pensaba y ponía por obra no correspondía el suceso a la intención, luego, sin abandonarme, fingía y

                  buscaba otra esperanza que me sustentase, aunque fuese débil y flaca. Con esto entretenía la vida,

                  encerrado en una prisión o casa que los turcos llaman baño, donde encierran los cautivos cristianos,
                  así los que son del rey como de algunos particulares, y los que llaman del almacén, que es como

                  decir cautivos del concejo, que sirven a la ciudad en las obras públicas que hace y en otros oficios, y

                  estos tales cautivos tienen muy dificultosa su libertad; que, como son del común y no tienen amo

                  particular, no hay con quien tratar su rescate, aunque le tengan. En estos baños, como tengo dicho,

                  suelen llevar a sus cautivos algunos particulares del pueblo, principalmente cuando son de rescate,

                  porque allí los tienen holgados y seguros hasta que venga su rescate. También los cautivos del rey
                  que son de rescate no salen al trabajo con la demás chusma, si no es cuando se tarda su rescate; que

                  entonces, por hacerles que escriban por él con más ahínco, les hacen trabajar y ir por leña con los

                  demás, que es un no pequeño trabajo.






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