Page 140 - Autobiografia de mi Madre v.2
P. 140
denado a mí. Y cuando nuestras miradas se encontra de entre las piernas era también negro y ensortijado,
ron, nos echamos a reír, porc1ue nos sentíamos felices, pero crecía con tal abundancia que me era imposible
pero fue también aterrador, pues aquella mirada lo pre deslizar las manos a través de él. Al sentarse, al levantar
guntaba todo: quién traicionaría a quién, quién sería el se, al caminar o al estirarse, llevaba siempre un porte
cautivo, quién sería el captor, quién daría y quién reci digno de un objeto precioso, pero no lo hacía porque
biría, qué haría yo. Y cuando nuestras miradas se fuera vanidoso, puesto que era verdad, él era algo pre
encontraron y ambos nos echamos a reír al mismo cioso. Con todo, cuando estaba encima de mí me miraba
tiempo dije: "Te c¡uiero, te quiero", y éJ dijo: "Lo sé". como si yo fuera la única mujer que hubiera en el mun
No lo dijo por vanidad, no lo dijo por engreimiento, do, la única mujer a la que hubiera mirado nunca de
lo dijo sólo porque era verdad. aque1Ja manera ... pero eso no era cierto, los hombres
sólo hacen eso cuando no es cierto. La primera vez que
Se llamaba RolancL No era ningún héroe, ni siquiera estuvo encima de mi estaba tan avergonzada del inmen
tenía una patria; era nativo de una isla, una pequeña isla so placer que sentía que me mordí con fuerza el labio
que estaba entre un mar y un océano, y una pequeña inferior ... pero no sangré, no por haberme mordido el
isla no es ninguna patria. Y tampoco tenía historia; era labio, no entonces. Tenía la piel suave y cálida en los
un insignificante acontecimiento en la historia de algu lugares en que no le había besado; en los lugares en que
na otra persona, pero él era un hombre. Yo podía verle sí le había besado tenía la piel fría y áspera, y los poros
mejor de lo que él podía verse a sí mismo, y eso era estaban ablertos y erizados.
debido a que él era quien era y a que yo era yo, pero ¿Se convfrtió el mundo en un lugar hermoso? Por
también a que era más alta que él. Era tosco, pero an fin terminó la estación de las lluvias, llegó la estación
daba con un porte que le hacía parecer precioso. Tenía soleada, y hacía un calor excesivo; el lecho del río se
las manos grandes y fuertes, y sin ninguna razón apa secó la desembocadura se convirtió en un lugar de
,
rente las extendía frente a él de forma que parecían aguas superficiales, finalmente, el calor se hizo tan te
piezas salidas de alguna poderosa maquinaria; de la dioso como la lluvia, habría deseado que acabara de
cadera a la rodilla tenía las piernas rectas, pero de la no haber estado ocupada con esa otra sensación, una
rodilla hacia abajo se curvaban en un ángulo que hacía sensación que no tengo palabras para describir. 1\1e
pensar en la posibilidad de que hubiera estado dema sentía llena de felicidad, pero era un tipo de felicidad
siado tiempo en el mar o sencillamente de que nunca que no había experimentado nunca antes, y esa felici
hu hiera aprendido a andar correctamente. Tenía el ve dad se desbordaría fuera de mí y bajaría
llo de las piernas tan ensortijado como si los pelos vertiginosamente por una larga, larguísima carretera y
fueran pedazos de hilo enrollados entre el pulgar y el entonces la carretera se terminaría y yo me sentiría va
índice, listos para empezar a coser, y lo mismo sucedía cía y triste, porque, ¿ qué podría venir después de eso?
con el vello de los brazos, el pelo de las axilas, el pelo ¿Cómo terminaría?
del pecho; en aquellos lugares el pelo era negro y cre No todo tiene un final, aun cuando lo que hay al
cía de modo poco denso; el pelo de la cabeza y el pelo principio cambie. La primera vez que nos acostamos
140 141