Page 130 - Autobiografia de mi Madre v.2
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le faltara el ai,-e, estaba desesperado, estaba Uorando,   sobre mis ta]ones y le quité e] dnturón, y ayudándome
              aunque de sus ojos no manó ningún Hquido; no era éi      con la  boca 1  Jo  ajusté  firmemente alrededor de mis
              n1ismo, él nunca habría estado en esa habfradón, Em­    muñecas y lévanté las manos en el aire, y g J rando el ros­
              pecé a quitarme el camisón, tiré de él por encima de la   tro hacia un lado apoyé el pecho contra una pared. Le
              cabeza, me babía recogido el pelo en dos trenzas y las   hice permanecer en  pie  detrás de mf, le hice tenderse
              había arrollado en las sienes, me cubrían las orejas; el   sobre mí, mi rostro bajo el suyo; le hice tenderse sobre
              cuello del camisón tenía la abertura demasiado peque­    mí, mi espalda bajo su pecho; le hice tenderse de espal­
              ña, asf que acabé en pie delante de éJ 1  Ios brni':os por   das a mí y me puse su mano en la boca y le mordí la
              encima de  la  cabeza,  la cabeza dentro del  camisón   mano en un momento de confusión, un momento en el
              desnuda. No sé cuánto tiempo permanecí asf 1  no puede   gue no sabría decir si sentía dolor o  plil.ccr; hice  que
              haber sido más que un momento, pero me quedé eter­       besara todo 1ni cuerpo� empezando por los  pies y aca­
              namente  fascinada  por  cómo  me  habfa  sentido        bando por la coroníüa. La oscuridad que había fuera
              entonces. Experjmenté una sensación entre las piernas   presionaba aquella habitación por los cuatro costados;
              c¡ue no er:a nueva para mí; no ern el primer hombre      en. ,cl interior, la habitación se fue haciendo más y más
              con  el que  estaba, pero  nunca me  había permitido a   pequeña a medida que se fue llenando hasta casi estallar
              mí misma adrnitir hasta qué punto era intensa esa sen­   de siseos, jadeos, gemidos, suspiros, lá ,rimas, explosio­
                                                                                                      1:,
              saci6-n, yo  misma  no  tenía  palabras para describfrla,   nes  de  dsa; pero  había  en ellos  al go   profundamenrc
              jamás había leído ninguna palabra capaz de describirla,   retorcido, una espiral, un abismo )  que transformaba la
              nunca había oído a nadie pronunciar una palabra ca­      calidad ordinaria de aquellos sonidos en algo de distinta
             paz de describirla; era una sensación duke, hueca) un     esencia, algo que hacía que te taparas los oídos, que no
             espacio vacío con un anhelo que dehía  ser colmado,       quisieras oírlos a menos que procedieran de tu interior,
             colmadn  hasta  que  el anhelo que debía colmarse  se     hasta que te dabas cuenta de que de hecho procedían de
             agotara. :ÚJ se colocó detrás de mí y movió velozmen­     ru interior; todos aquellos sonidos salían de mí; él estaba
             te la lengua arriba y abajo por mi  nuca. Me ayudó a      silencioso y siempre estaría silencioso en esas circunstan­
             bajarme  el  camisón  de  nuevo sobre el cuerpo,  y en­   das; no salía una sola palabra de él� no salía ninb, rún sonido
             tonces me  deshizo  una trenza mientras  yo  hacía  lo    de  él, sólo de vez en cuando murmuraba 1ni  nombre
             mismo con la otra. Me ayudó a quitarme el camisón,        como si éste contuviera algo, un significado, un recuer­
             c¡ue ahora salió fácilmente. Él llevaba un cinturón ma­   do  de  algo  que  quizá no podía olvidar.  Cayó  en un
             rrón de cáñamo teñido deJ mismo tono marrón de los       profundo sueño, no el sueño de qulen está complacido,
             zapatos, y yo deseaba quitárselo, pero a la vez no po­    d sueño de qufon está satisfecho, sino el sueño de los
             día soportar la idea de verle desnudo, su piel de aspecto   bonachos; no le deseé que tuviera paz (como él no me
             casi descarnado me habría hecho pensar en el mundo,       había deseado a mi  la paz); no  podía  desearle la paz,
             el mundo que había en el exterior de aquella habitación   habría sido peligroso para él, la tentación de verle morir
             y que era aquella noche oscura, el mundo que estaba       habría sido abrumadora para mí, no habría sido capaz
             más allá de la oscura noche, así que cerré los ojos, giré   de resistirme a ella.


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