Page 67 - Fahrenheit 451
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Beatty tardó un minuto en acomodarse y meditar so­  había en una condensación de una página en un libro que
 bre lo que quería decir.   afirmaba:  Ahora,  podrá  leer por fin  todos  los clásicos.
 -Me  preguntarás, ¿cuándo  empezó  nuestra labor,  Manténgase  al  mismo  nivel  que sus v cinos.  ¿1:e  d s
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 cómo fue implantada, dónde, cómo? Bueno, yo diría que,   cuenta? Salir de la guardería mfantd para ir a la Umvers1-
 en realidad, se inició aproximadamente con un aconteci­  dad y regresar a la guardería.  Ésta ha sido  la formación
 miento llamado la Guerra Civil. Pese a que nuestros re­  intelectual durante los últimos cinco siglos o más.
 glamentos afirman que fue fundada antes. La realidad es   Mildred se  levantó y  empezó a andar  por  la habita­
 que  no  anduvimos  muy  bien  hasta  que  la  fotografía   ción, cogía objetos y los volvía a dejar. Beatty la ignoró y
 se implantó. Después, las películas, a principios del si­  siguió hablando.
                                              .
                                                           ,
                                                     .
 glo xx. Radio. Televisión. Las cosas empezaron a adquirir   -Acelera la proyección, Montag, apnsa. ¿ Che? ¿Pelz­
 masa.   cula?  Mira,  Ojo,  Ahora,  Adelante,  Aquí,  Allí,  Aprisa,
 Montag permaneció sentado en la cama, inmóvil.   Ritmo,  Arriba,  Abajo,  Dentro, Fuera,  Por qué,  Cómo,
 -Y  como  tenían  masa,  se  hicieron  más  sencillas  Quién,  Qué,  Dónde,  ¿Eh?  ¡Oh! ¡Ban l ¡Zas!,  G [pe,
                                                        �
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 -prosiguió diciendo Beatty-. En cierta época, los li-  Bing, Bong,  ¡Bum! Selecciones de selecciones. ¿Pol1t1ca?
 bros atraían a alguna gente, aquí, allí, por doquier.  Po­  ¡Una columna,  dos frases,  un titular!  Luego,  en pleno
                                                      _
 dían permitirse ser diferentes. El mundo era ancho. Pero,  aire,  todo  desaparece.  La  mente  del hombre  gira  tan
 luego,  el mundo se llenó de ojos, de codos y de bocas.  aprisa a impulsos de los ed!to es, explotadores locu ores,
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 Población doble, triple, cuádruple. Films y radios, revis­  que la fuerza centrífuga elimina todo pensamiento mne­
 tas, libros, fueron adquiriendo un bajo nivel, una especie  cesario, origen de una pérdida de valioso tiem o  .
                                                  p
                                                    . ,
 de vulgar uniformidad. ¿Me sigues?  Mildred alisó la ropa de la cama. Montag smt10 que su
 -Creo que sí.  corazón saltaba y volvía a saltar mientras ella le ahuecaba
 Beatty contempló la bocanada de humo que acababa  la almohada. En  aquel momento, le empujaba para con­
 de lanzar.   seguir hacerle apartar, a fin  de poder sacar la almo�ada,
 Imagínalo. El hombre del siglo XIX  con sus caballos,   arreglarla y volverla a su sitio. Y, quizá, lanzar  n gnto
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 sus  perros,  sus  coches,  sus  lentos  desplazamientos.   quedarse mirando, o sólo alargar la mano y decir: «¿Que
 Luego, en el siglo xx, acelera la cámara. Los libros, más   es esto?»,  y levantar  el libro  oculto  con conmovedora
 breves, condensaciones. Resúmenes. Todo se reduce a la   mocenc1a.
 anécdota, al final brusco.   -Los años de  Universidad se acortan, la disciplina se
 -Brusco final -dijo Mildred, asintiendo.  relaja, la Filosoffa, la Historia y el lenguaje se abandona ,
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 -Los clásicos reducidos a una emisión radiofónica de  el idioma  y su pronunciación son gradualmente descm­
 quince minutos. Después, vueltos a reducir para llenar   dados.  Por último,  casi completamente ignorados.  La
 una lectura de dos minutos. Por fin, convertidos en diez   vida es inmediata, el  empleo  cuenta, el placer io domina
 o doce líneas en un diccionario. Claro está, exagero. Los  todo después del  trabajo.  ¿  Por qué aprender  algo,  ex­
 diccionarios únicamente servían para buscar referencias.  cepto  apretar botones,  enchufar  conmutadores,  encajar
 Pero eran muchos los que sólo sabían de Hamlet (estoy  tornillos y tuercas?
                                              ..
                                                   .
 seguro de que conocerás  el título, Montag.  Es probable  -Deja que te arregle la almohada -d1¡0 Mildred.
 que,  para  usted,  sólo constituya una especie de rumor,  -¡No! -susurró Montag.
 Mrs. Montag), sólo sabían, como digo, de Hamlet lo que  -El cierre de cremallera desplaza al botón y el hom-
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