Page 103 - Fahrenheit 451
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-Los que no construyen deben destruir. Es algo tan Bolsa, he construido todo esto y he esperado. He espe
viejo como la Historia y la delincuencia juvenil. rado, temblando, la mitad de mi vida, a que alguien me
-De modo que eso es lo que yo soy. hablara. No me atrevía a hacerlo con nadie. Aquel día, en
-En todos nosotros hay algo de ello. el parque, cuando nos sentamos juntos, comprendí que
Montag se dirigió hacia la puerta de la calle. alguna vez quizá se presentase usted, con fuego o amis
-¿Puede ayudarme de algún modo para esta noche, tad, resultaba difícil adivinarlo. Hace meses que tengo
con mi capitán? Necesito un paraguas que me proteja de preparado este aparatito. Pero he estado a punto de dejar
la lluvia. Estoy tan asustado que me ahogaré si vuelve a que se marchara usted, tanto miedo tengo.
meterse conmigo. -Parece una radio auricular.
· El viejo rio dijo nada, y miró otra vez hacia su dormi -¡Y algo más! ¡Oye! Si se lo pone en su oreja, Mon-
torio, muy nervioso. tag, puedo sentarme cómodamente en casa, calentando
Montag captó la mirada. mis atemorizados huésos, y oír y analizar el mundo de
-¿Bien? los bomberos, descubrir sus debilidades, sin peligro. Soy
El viejo inspiró profundamente, retuvo el aliento y, la reina abeja, bien segura en la colmena. Usted será el
luego, lo exhaló. Repitió la operación, con los ojos cerra zángano, la oreja viajera. En caso necesario, podría colo
dos, la boca apretada, y, por último, soltó el aire. car oídos en todas las partes de la ciudad, con diversos
-Montag ... hombres, que escuchen y evalúen. Si los zánganos mue
El viejo acabó por volverse y decir: ren, yo sigo a salvo en casa, cuidando mí temor con un
-Venga. En realidad, me proponía dejar que se mar- máximo de comodidad y un mínimo de peligro. ¿Se da
- chara de mi casa. Soy un viejo tonto y cobarde. cuenta de lo precavido que llego a ser, de lo despreciable
Faber abrió la puerta del dormitorio e introdujo a que llego a resultar?
Montag en una pequeña habitación, donde había una Montag se colocó el pequeño objeto metálico en la
mesa sobre la que se encontraba cierto número de herra oreja. El viejo insertó otro similar en la suya y movió los
mientas metálicas, junto con un amasijo de alambres mi labios.
croscópicos, pequeños resortes, bobinas y lentes. -¡Montag!
-¿Qué es eso? -preguntó Montag. La voz sonó en la cabeza de Montag.
-Una prueba de mi tremenda cobardía. He vivido -¡Le oigo!
solo demasiados años, arrojando con mi mente imágenes Faber se echó a reír.
a las paredes. La manipulación de aparatos electrónicos y -¡Su voz también me llega perfectamente! -susurró
radiotransmisores ha sido mi entretenimiento. Mi cobar el viejo. Pero la voz sonaba con claridad en la cabeza de
día es tan apasionada, complementando el espíritu revo Montag-. Cuando sea hora, vaya al cuartel de bombe
lucionario que vive a su sombra, que me he visto obli ros. Yo estaré con usted. Escuchemos los dos a ese capi
gado a diseñar esto. tán Beatty. Pudiera ser uno de los nuestros. ¡Sabe Dios!
Faber cogió un pequeño objeto de metal, no mayor Le diré lo que debe decir. Representaremos una buena
que una bala de fusil. comedia para él. ¿Me odia por esta cobardía electrónica?
-He pagado por esto ... ¿Cómo? Jugando a la Bolsa, Aquí estoy, enviándole hacia el peligro, en tanto que yo
claro está, el último refugio del mundo para los intelec me quedo en las trincheras, escuchando con mi maldito
tuales peligrosos y sin trabajo. Bueno, he jugado a la aparato cómo usted se juega la cabeza.
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