Page 115 - De Victoria para Alejandro
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          ,,                    Once                    \.



















                  El ajuar ya  se  amontonaba en  baúles  de
          maderas olorosas; grandes piezas de lienzo, túnicas
          de lana,  fajas de púrpura, mantos de colores ale­
          gres para casa y oscuros para la calle; fuertes san­
          dalias  de  viaje  y  delgadas  sandalias  de  tiras  de
          cuero  con  granates  y  turquesas  incrustadas.  Los
          albañiles  habían  añadido una habitación a la casa
          en la zona que miraba a los campos.  Victoria con­
          templaba  los  preparativos  como  hipnotizada;  se
          sentía atrapada sin remedio. El tío Simeón volvió
         de su viaje a Damasco con camellos cargados de
         perfumes  y  de  joyas.  Con  satisfacción  mostró  a
         Victoria una pieza  de seda traída de Persia y los
         pesados collares de plata y turquesas.
                  -Para  el  día  de  tu  boda,  sobrina.  ¿Son
         hermosos, verdad? En cuanto pueda viajar mi her­
         mano  José,  que  ocupa  el  lugar  de  tu  padre,  la
         celebraremos. Quiero una boda espléndida, que se
         comente en Jerusalén durante años. Para mi sobri­
         na, lo mejor.
                 Victoria intentó un último ruego.
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