Page 110 - De Victoria para Alejandro
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                   -He encontrado una hija maravillosa.                              -Mi hijo decidirá -dijo la abuela.
                   Marta dijo:                                                       Su  tía  Juana  se  levantó  para  ir  a  bus­
                   -¿Dónde está Daniel?                                      car alguna otra cosa de comer y Marta se acercó
                   -En Jericó. Ha ido con una caravana y no                  un  poco  más  a  Victoria,  sin  hacer  caso  de  la
           regresará hasta casi la fecha de la boda. Los despo­             abuela.
           sados no deben vivir en la misma casa.                                    -Te encargaré un regalo en Cesárea. Algo
                   -¿Se ha firmado ya el contrato?                           que te agrade mucho y que te recuerde a la vieja
                   La abuela Ana asintió.                                    Marta  la  de  Betania  -bajó  la  voz  hasta  un  su­
                   -Los  preliminares.  Ahora  estamos  muy                 surro-. Lo primero es sacarte de esta casa. ¿Qué
          atareadas con el ajuar. Ha sido algo tan inesperado                has pensado?
           que tenemos que trabajar muy deprisa.
                   -¿Dónde van a vivir?                                              -Necesito comunicar con mi padre. Sólo
                   -Aquí, por supuesto. La casa es grande y                 él puede ayudarme.
          Dios  bendice  tres  generaciones  bajo  un  mismo                         La anciana Marta asintió levemente.
           techo.                                                                    -Lo  más rápido  es el correo  del  César.
                   -Pero, si ésta va a ser su casa, no se podrá              Conozco un centurión; dame la carta.
           hacer una hermosa comitiva de bodas*. Victoria no                         Victoria sujetó las manos de Marta y puso
          tiene casa propia en Jerusalén;  debería venir con­                en ellas el pequeño paquete de pergamino.
          migo  a  Betania.  De  allí  saldría  el  cortejo  de  la                  -¡Gracias a Dios! -suspiró.
          novia.  Es para mí una satisfacción y un honor que                         La abuela Ana tosió inquieta por el cuchi­
          la comitiva de bodas de la hija de la mejor amiga                 cheo y Marta volvió a su asiento sin prisas, como
          de mi hermana María salga de mi casa. Será como                    si continuase la conversación.
          casar a mi hija.                                                           -¿No  sabes  qué  te  gustaría  para  tu
                   Victoria dejó de escuchar la charla de las                hogar?
          tres  mujeres;  tenía miedo;  había creído que iba a
          encontrar ayuda en la autoridad romana, luego en                           La tía Juana entró con una fuente llena de
          el agente de su padre, en la iglesia de Jerusalén, en              higos y uvas, y tras un rato de charla insustancial,
          su  primo ... Todos  le  habían  fallado.  Y  ahora  la            Marta se despidió.
          anciana Marta ... ¡Qué sabía ella de aquellas gentes                       -Te  espero  en  Betania  cuando  falte  un
          y de su forma de pensar!                                           mes para la boda -le dijo entre besos.
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