Page 40 - Cuentos de Amor locura y Muerte
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-¿Qué tienes?-me dijo. -Yo creía que no íbamos a tener más escenas -le dije,
-Nada-le respondí, con sonrisa forzada, acariciándo- paseándome.
le la frente. Ella dejó hacer, sin prestar atención a mi mano y No me respondió, y agregué:
mirándome insistentemente. Al fin apartó los ojos contraídos -Pero que sea ésta la última.
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y entramos en la sala. S!!ntí que las lágrimas se detenían, y bajo ellas me
La madre vino, pero sintiendo ciclo de tormenta, estuvo respondió un momento después:
sólo un momento y desapareció. -Como quieras.
Romper es palabra corta y fácil; pero comenzarlo ... Pero enseguida cayó sollozando sobre el sofá:
Nos habíamos sentado y no hablábamos. Inés se inclinó, -¡Pero qué te he hecho! ¡Qué te he hecho!
me apartó la mano de la cal'a y me clavó los ojos, dolorosos de -,-¡Nada! -le respondí-. Pero yo tampoco te he hecho
angustioso examen. nada a ti ... Creo que estamos en el mismo caso. ¡Estoy harto
-¡Es evidente!. .. -murm�ró. de estas cosas!
-¿Qué? -le pregunté fríamente. · Mi voz era seguramente mucho más dura que mis
La tranquilidad de mi mirada le hizo más daño que mi palabras. Inés se incorporó, y sosteniéndose en el brazo del
voz y su rostro se demudó: ·sofü, repitió, helada:
-¡ Que y a no me quieres! -articu 16 en una desesperada -Como quieras.
y lenta oscilación de cabeza. Era una despedida. Yo iba a romper, y se me
-Esa es la quincuagésima vez que dices lo mismo - aqelantaban. El amor propio, el vil amor propio tocado a vivo,
respondí. tne hizo responder:
No podía darse respuesta más dura; pero yo· tenía ya el -Perfectamente ... Me voy. Que seas más feliz ... otra
comienzo. vez.
Inés me miró un rato casi como a un extraño y apartán- No comprendió, y me miró con extrañeza. Yo había ya
dome bruscamente la mano con el cigarro, su voz se rompió: cometido la primera infamia; y como en esos casos, sentí el
-¿Esteban! vértigo de enlodarme más aún.
-¿Qué? -torné a repetir. -¡Es claro! - apoyé brutalmente-. Porque de mí no
Esta vez bastaba. Dejó lentamente mi mano y se reC?linó has tenido queja ... , ¿no? Es decir: te hice el honor de ser tu
atrás en el sofá, manteniendo fijo en la lámpara su rostro amante y debes estarme agradecida.
lívido. Pero un momento después su cara caía de costado bajo . Comprendió más mi sonrisa que mis palabras, y
el brazo crispado al respaldo. mientras yo salía a buscar mi sombrero en el corredor, su cuerpo
Pasó un rato aún. La injusticia de mi actitud-no veía en y su alma entera se desplomaban en la sala.
ella más que injusticia- acrecentaba el profundo disgusto de Entonces, en ese instante en que crucé la galería, sentí
mí mismo. Por eso cuando oí, o más bien sentí,' que las intensamente ló que acababa de hacer. Aspiración de lujo, matri
lágrimas brotaban al fin, me levanté con un violento chasquido monio encumbrado, todo me resaltó como una llaga en mi propia
de lengua. alma. Y yo, que me ofrecía en subasta a las mundanas feas
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