Page 101 - Narraciones extraordinarias
P. 101

policía,  por  la  misma  causa  que  su  comprens1on  quedó   ne el pequeño esbozo que he dibujado en este papel. Es un
 herméticamente sellada para la posibilidad de que las venta­  facsímil sacado de lo que una parte de los testigos describe
 nas hubiesen podido ser abiertas. Si por añadidura a estas co­  como "cárdenas magulladuras y profundas heridas causadas
 sas, ha reflexionado usted adecuadamente acerca del extraño   por uñas" en el cuello de Mademoiselle L'Espanaye,  y los
 desorden de la habitación, ya hemos podido llegar a la etapa   señores Dumas y Etienne, como "serie de manchas lívidas,
 de combinar las siguientes ideas: agilidad pasmosa, una fuer­  impresiones evidentes de unos dedos". Usted comprenderá
 za sobrehumana, una ferocidad brutal, una carnicería sin mo­  -continuó mi amigo, desplegando el papel sobre la mesa-,
 tivo, una grotesquería dentro de lo horrible, absolutamente   que este dibujo muestra una presión firme y poderosa. No hay
 ajena a la naturaleza de un ser humano, y una voz extranjera   aquí deslizamiento visible. Cada dedo ha mantenido, posible­
 por su acento para los oídos de hombres de varias naciones,   mente hasta la muerte de la víctima, la ferocidad con que se
 y desprovista de todo silabeo distinguible o inteligible. lQué   hundió en el primer instante. Pruebe usted ahora a colocar
 resulta de todo esto? lQué impresión le causa en su imagina­  todos sus dedos a la vez en las respectivas impresiones.
 ción?       En vano lo intenté.
 Sentí escalofrío cuando Dupin me hizo aquellas pregun­  -El papel se haya extendido sobre una superficie plana,
 tas.     y la garganta es cilíndrica -argumentó Dupin -. Aquí tene­
 -Un loco dije-. Ese crimen lo ha cometido algún cle­  mos un trozo de leña, cuya circunferencia es aproximadamen­
 mente furioso que se ha escapado de una Maison de Santé ve­  te la de la garganta. Enrolle el dibujo en él, y prueba otra vez
 cina.    el experimento.
 -En algunos aspectos, su idea no es desacertada -me  Así lo hice, y la dificultad fue aún más evidente. -Tam­
 respondió-. Pero las voces de los enajenados, hasta en sus   poco éstas -dije -, son huellas de dedos humanos.
 más feroces paroxismos, no llegan a parecerse a la voz oída   -Ahora lea -prosiguió Dupin -, este pasaje de Cuvier.
 desde  las  escaleras. Los  locos  pertenecen  a  determinados   Era una descripción anatómica, minuciosa y general, del
 países, y su lenguaje, aunque sea incoherente en sus palabras,   gran orangután fulvo de las islas de la India Oriental. La es­
 tiene siempre la coherencia de su silabeo. Además, el cabello   tatura gigantesca, la fuerza y la actividad prodigiosa, la salva­
 de un loco no se asemeja al que yo tengo en la mano. He de­  je ferocidad y las tendencias imitadoras de estos mamíferos,
 senredado este mechón que retenían los dedos rígidamente   son harto conocidas en tocio el mundo. Inmediatamente com­
 crispados de madame L'Espanaye. Dígame qué puede dedu­  prendí los horrores de aquellos asesinatos.
 cir de esto.   -La descripción de  los dedos está completamente de
 -iDupin! -exclamé-. iEse cabello no es humano!  acuerdo con este dibujo -aseguré cuando acabé de leer-.
 -Yo no he dicho que lo sea -me contes�ó-. Pero an-  No hay otro orangután, sino el de la especie aquí menciona­
 tes que decidamos acerca de este punto, le ruego que exami-  da, que pueda haber marcado heridas como las que usted ha

 98                                  99
   96   97   98   99   100   101   102   103   104   105   106