Page 285 - Narraciones extraordinarias
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que tienen el poder de afectamos tremendamente. Y hubiera excepciones. Pensando en esto y notando la semejanza entre
sido necesario quizás una simple modificación en la la casa y sus moradores, comprendí que la denominación
posición de los objetos para acabar con aquel poder de de la "Casa U sher" se debía precisamente a su escasa
impresión asombroso. Pensando en esto, guié mi cabailc) descendencia y al consiguiente traspaso de padre a hijo
hacia la orilla de un negro estanque y miré fijamente su tanto del patrimonio como del nombre. Incluso, para los
superficie, pero, las imágenes invertidas del paisaje, me campesinos y vecinos de la mansión, la casa y el nombre
provocaron aún mayor estremecimiento. de la familia eran la misma cosa.
No obstante lo anterior, yo me disponía pasar algunas Ya he dicho que mi experimento infantil -mirar la
semanas en aquella lúgubre mansión. Su propietario, mansión invertida en el reflejo del estanque- me produjo
Roderik Usher, fue uno de mis más íntimos compañeros un mayor espanto. Y producto de esta superstición, todas
de infancia; sin embargo, había pasado mucho tiempo desde mi sensaciones se vieron aceleradas. Fue así como me
nuestro último encuentro. Recibí una carta suya hace unos pareció percibir alrededor de la casa una visión tan ridícula,
días, que solicitaba con urgencia mi presencia. En ella me posible sólo como producto de mis pueriles alucinaciones:
contaba de una tremenda dolencia, tanto física como un vapor pestilente, misterioso, opaco, apenas perceptible,
mental, que lo afectaba. Me reclamaba como su único y emanaba de los árboles, de los muros y del estanque,
mejor amigo, y que junto a mí esperaba encontrar alivio y envolviendo a la casa con una peculiar atmósfera.
descanso para sus males. Pese a que esta solicitud me Expulsé de mi espíritu aquellas fantasías y me obligué
pareció muy extraña, no pude negarme; Roderik me abría a mirarla en su real y verdadera apariencia. Dominaba en
su alma y aquello no me permitía vacilar. ella la antigüedad: sus colores estaban desteñidos por el
Aun cuando en la infancia habíamos sido amigos, yo paso del tiempo y los hongos se extendían por toda la
sabía muy poco de mi compañero. Siempre fue en extremo superficie; sin embargo, no había rasgo alguno de
reservado. Pertenecía a una tradicional y antigua familia destrucción. No se había desprendido nada de l a
que se había destacado siempre por una gran sensibilidad, mampostería y existía una extraña contradicción entre el
reflejada por años en muchas obras de arte, en distintos perfecto estado de las partes y el desmenuzamiento de cada
actos de caridad, y en una insólita devoción por las piedra. Lo anterior me recordaba el deterioro que sufren
dificultades. Sabía también que la estirpe Usher no contaba algunas maderas que se han podrido durante años en criptas
ni había tenido nunca una rama duradera; su descendencia abandonadas sin contacto con el aire exterior. El estado
se daba siempre en línea directa, salvo contada general se veía estable, quizás sólo un ojo experto hubiera
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