Page 283 - Narraciones extraordinarias
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subir, pero en materia de canto, como decía la Catalani, es   LA CAÍDA DE LA CASA USHER
 mucho más fáci I  subir que bajar. En este caso no tengo
 simpatía por el que baja, ni menos compasión; el Ministro
 i
 D. es un ser monstruoso y carente de principios. Sñem­
 bargo, debo confesar, que me encantaría conocer sus pen­  Su corazón es un laúd colgado;
 samientos el día en que se vea forzado a ab1:ir la carta y   no bien lo tocan, resuena.
 corroborar que no es la suya.                         (De Béranger)
 -¿Por qué? ¿Escribió algo en ella?
 -No me pareció bien dejar el sobre vacío. Hubiera sido
 un insulto.  Y recordé que una vez en Viena, D. me jugó   En un día de otoño, sombrío, triste, silencioso, con las
 una mala pasada, y sin perder mi humor dije que algún día   nubes bajas y amenazadoras sobre el cielo, crucé yo solo
 me la pagaría. Pensé, entonces, que le gustaría saber quién   una de las regiones más lúgubres de mi país, y por fin,
 demostró tener más ingenio que él,  y decidí dejarle una   cuando  se  acercaba  la noche,  me encontré frente a  la
 pista. D. conoce mi letra, por lo que me limité a escribirle   melancólica casa Usher. Fue muy extraño, pero a la primera
 al medio de la página la siguiente fase:   mirada que hice sobre la casa me invadió una insoportable
 r
          tristeza. Sí, insoportable, pues en ella nada había de aquellos
 Un dessein sifwzeste,   sentimientos  poéticos  con  que uno  acoge  los  parajes
 S'il nést digne d' Atée, est digne de Thyeste. *   desolados  y tristes.  El  paisaje que estaba frente a mí
          consistía en la mansión, las paredes heladas y desnudas,
 -Lo encontrará usted en la Atrea de Crébillon.  las ventanas como ojos vacíos, un par de siniestros juncos
          y escasos troncos de árboles pelados; todo ello se develó
          ante mí como la imagen horrible de lo cotidiano, seguida
          de una frialdad, un abatimiento,  una náusea al corazón,
          una t r isteza  en  el  pensamiento  que  ni  siquiera  la
          imaginación podía elevar hasta lo sublime.  ¿ Qué era lo
          que  aquella  visión  provocaba?  Era  un  misterio
 * Tan funesto designio si no es digno de Atrea, digno, en cambio, es  indescifrable;  sólo  pude  concluir  que  existen
 de Thyeste.  combinaciones de objetos del todo naturales y cotidianos

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